El pequeño jugaba con sus hermanos y amigos, en Johannesburgo, Sudáfrica, cuando sufrió el mortal ataque.
Los caninos, de raza rotweiller y que ya han sido sacrificados según informaron hoy los medios locales, se habían escapado de una residencia en la que la verja de entrada quedó abierta.
Junto a la víctima, Uriel Ockhuis, estaban su hermano y su hermana mayores, así como una vecina, pero ni ellos ni los transeúntes que pasaban por allí lograron contener a los dos perros..
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Uriel fue trasladado un hospital cercano y allí se declaró su fallecimiento.
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"La víctima fue llevada al hospital por vecinos y fue declarada muerta al llegar", confirmó el capitán FC van Wyk, de la Policía del suburbio de Muizenberg, en un comunicado.