En un hospital de Bradford, centro de Inglaterra, se ha elevado drásticamente el número de pacientes atendidos por coronavirus. Según un informe de la BBC , la mitad de estas personas optó por no aplicarse la vacuna COVID-19 y ahora lo lamentan.
Uno de ellos es Abderrahmane Fadil, un profesor de ciencias de 60 años y con dos hijos pequeños que no creía en la vacuna COVID-19 y estuvo nueve días en una unidad de cuidados intensivos.
“Mi esposa se puso la vacuna. Yo no, era reacio. Estaba haciendo tiempo pensando que ya había convivido con virus, bacterias y que mi sistema inmunológico era lo suficientemente bueno. Tuve síntomas de COVID-19 al comienzo de la pandemia y pensé que tal vez ya la había pasado, que mi sistema inmunológico reconocería el virus y tendría defensas”, dijo.
Sin embargo, reconoció que no haberse aplicado la vacuna COVID-19 fue un grave y peligroso error que por poco le cuesta la vida.
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“Fue el mayor error de mi vida. Casi me cuesta la vida. Tomé muchas decisiones tontas en mi vida, pero esta fue la más peligrosa y grave… Estoy encantado de estar vivo”, dijo Fadil, según el informe de la BBC.
Después de un mes y aún con malestar, el docente abandonó el hospital y envía un vehemente mensaje a quienes se resisten a recibir la vacuna COVID-19.
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“Me gustaría poder hablar con cada una de las personas que se niega a ponérsela y decirles: ‘Miren, esto es una cuestión de vida o muerte. ¿Quieres vivir o morir? Para vivir, entonces ponte la vacuna’”, concluyó.