"A veces tenemos miedo de ser consolados y nos sentimos más seguros en la tristeza y en la desolación porque somos más protagonistas, mientras que en el consuelo el Espíritu Santo es el protagonista", afirmó desde la ventana del palacio apostólico del Vaticano, durante su discurso previo al rezo del Ángelus.
Francisco citó las palabras incluidas en "El libro de la Consolación" del profeta Isaías para insistir a los miles de congregados en la Plaza de San Pedro de la necesidad de dejase guiar por Dios.
"Dejemos que la invitación de Isaías -'Consolad, consolad a mi pueblo'- resuene en nuestro corazón en este tiempo de Adviento (período de preparación para celebrar la Navidad). Hoy necesitamos personas que sean testigos de la misericordia y de la ternura del Señor", subrayó.
Y continuó: "Dios olvida nuestros pecados y nos consuela. Si nos confiamos a Él con corazón humilde y arrepentido, derribará los muros del mal, llenará los agujeros de nuestras omisiones, allanará las dosis de soberbia y vanidad, y abrirá el camino de encuentro con él".
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Tras el rezo del Ángelus, el obispo de Roma deseó una "feliz fiesta de la Inmaculada" Concepción, que tendrá lugar mañana, 8 de diciembre, pues ese día, en 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la Inmaculada Concepción.
Para celebrar esta festividad, el papa acudirá a las 16.00 hora local (15.00 GMT) a Plaza de España de Roma para realizar una ofrenda floral ante Virgen Inmaculada que corona un obelisco de nueve metros de altura.
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