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Lo que comenzó como un estremecedor caso de negligencia y homicidio infantil en Arizona terminó en un desenlace igual de trágico: la muerte del propio acusado, Christopher Scholtes, quien fue hallado sin vida días antes de conocer su sentencia por el homicidio de su hija de dos años.
El caso, que ha despertado indignación y dolor en Estados Unidos, revela una cadena de decisiones fatales que destruyeron a una familia y dejaron al descubierto el impacto psicológico de enfrentar las consecuencias de un crimen imperdonable.
Según reportaron medios como New York Post, People y Univisión, Christopher Scholtes, de 37 años, debía comparecer ante la corte del condado de Pima el 5 de noviembre de 2025, donde conocería su sentencia definitiva por homicidio en segundo grado y abuso infantil agravado, delitos por los que se había declarado culpable semanas antes.
Sin embargo, el hombre nunca llegó al tribunal. Christopher fue encontrado sin vida en una residencia de Phoenix, en lo que las autoridades investigan como un presunto suicidio.
El Departamento de Policía de Phoenix y la Oficina del Forense del condado de Maricopa confirmaron que el hombre fue hallado muerto durante la madrugada, apenas unas horas después de ausentarse de su audiencia clave.
Los hechos que dieron origen al proceso penal ocurrieron en julio de 2024, cuando Parker Scholtes, de apenas dos años, murió tras permanecer más de tres horas dentro de un vehículo estacionado frente a la casa familiar, bajo una temperatura que alcanzó los 43 °C (109 °F).
Mientras la pequeña agonizaba en el interior del auto, su padre, Christopher Scholtes, bebía cerveza, veía pornografía y jugaba videojuegos dentro de la vivienda, según revelaron los informes policiales citados por New York Post.
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La madre de la niña, una anestesióloga que se encontraba trabajando en un hospital de la zona, llegó a casa y encontró a su hija inconsciente en el automóvil. En un intento desesperado por salvarla, la llevó de inmediato al hospital donde laboraba, pero los médicos solo pudieron declarar su fallecimiento.
El caso causó conmoción en todo el estado y fue catalogado como un ejemplo desgarrador de negligencia extrema. Los fiscales afirmaron que no era la primera vez que Scholtes ponía en riesgo a sus hijas, lo que agravó los cargos en su contra. Un gran jurado del condado de Pima lo acusó formalmente de homicidio en primer grado y abuso intencional de menores, delitos que podrían haberle significado cadena perpetua o incluso la pena de muerte.
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En su primera comparecencia, Scholtes se declaró inocente, negando toda responsabilidad directa en la muerte de su hija. Pero con el paso de los meses, y ante el cúmulo de pruebas en su contra, el acusado cambió su declaración. Según Hindustan Times, aceptó un acuerdo de culpabilidad con la fiscalía, en el que admitió los hechos bajo un cargo reducido de homicidio en segundo grado.
A cambio, la fiscal Laura Conover, del condado de Pima, retiró la acusación de homicidio en primer grado, lo que eliminó la posibilidad de pena capital. El acuerdo contemplaba una pena de entre 20 y 30 años de prisión, sin derecho a libertad anticipada.
Scholtes había quedado en libertad bajo fianza, con condiciones estrictas de supervisión, mientras esperaba la audiencia de sentencia definitiva programada para el 21 de noviembre de 2025. Sin embargo, los días previos al juicio fueron determinantes: familiares y allegados reportaron un comportamiento errático y una profunda angustia emocional, que habría culminado en su presunto suicidio.
La muerte de Scholtes deja sin cierre judicial un caso que ya había destrozado a una familia y conmovido a la opinión pública estadounidense. Para la madre de la menor, que había exigido justicia por la muerte de su hija Parker, la noticia representa un final inesperado, marcado por la ausencia de respuestas y el peso del duelo.
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En el plano legal, la Fiscalía del condado de Pima ha declarado que el proceso penal quedará cerrado tras la confirmación del fallecimiento del acusado. Sin embargo, el caso seguirá siendo citado en capacitaciones sobre negligencia infantil y salud mental de padres cuidadores en Estados Unidos.
En palabras de la fiscal Conover: “Nada puede devolver la vida de Parker, pero cada caso como este debe recordarnos que el cuidado infantil no admite segundos de descuido ni excusas. La justicia no siempre llega en los tribunales, pero las lecciones deben perdurar”.
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MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL