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La muerte de Áine Rose Hurst, una adolescente británica de 19 años, ha conmocionado a la comunidad de Halliwell y ha encendido las alarmas sobre una complicación poco frecuente, la trombosis de los senos venosos cerebrales asociada al uso de anticonceptivos hormonales. Su familia recientemente presentó su caso en el Juzgado de Instrucción de Bolton como una tragedia evitable y como un llamado urgente a revisar los protocolos médicos.
Áine falleció el 13 de marzo de 2025, dos días después de desvanecerse en su casa y ser trasladada de urgencia al Hospital Royal Bolton. Los médicos detectaron una inflamación cerebral severa y, pese a los esfuerzos del equipo clínico, la joven no logró sobrevivir. El forense determinó que la causa directa fue una trombosis cerebral por el uso del anticonceptivo Femodette como factor contribuyente.
Su madre, Kerry Hurst, relató con dolor que todo comenzó de una manera que nadie podría haber imaginado. Áine había salido con amigos el 8 de marzo y, al día siguiente, se despertó con un fuerte dolor de cabeza y creyó que tenía resaca, por lo que se tomó un paracetamol. Pero el malestar nunca cedió; por el contrario, fue empeorando.
En la declaración leída durante la investigación, la familia describió a Áine como “la niña más hermosa, cariñosa, divertida y sensible”. Era el alma de todas las celebraciones familiares, siempre insistiendo en karaoke y concursos improvisados. “Nuestra vida nunca será la misma sin nuestra niña”, dijo su familia entre lágrimas. “Daríamos cualquier cosa por escucharla hacer una pregunta más”.
Áine llevaba tomando la píldora combinada Femodette desde 2020. Se trata de un anticonceptivo que contiene estrógeno y progesterona. Aunque es ampliamente utilizado y seguro para la mayoría de las usuarias, existe un riesgo conocido —aunque muy raro— de formación de coágulos sanguíneos.
El 18 de diciembre de 2024, durante una revisión de rutina, la enfermera Emma Walker detectó que la presión arterial de Áine estaba elevada: 140/93, un valor preocupante para una joven de 19 años. En ese momento, la profesional le indicó suspender la píldora de inmediato y agendar una consulta con su médico de cabecera.
La familia cuestiona lo que ocurrió después. El 6 de enero, Áine acudió donde el Dr. Moyinoluwa Oluwaseyi Onayade, quien evaluó sus nuevos registros de presión arterial, que habían bajado tras suspender la píldora. El médico concluyó que era “razonable” continuar con Femodette, recomendándole monitorear sus valores y volver si superaban 140/90.
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“A los 19 años, uno sigue el consejo de su médico”, señaló la madre de la joven y agregó que su hija no hubiera seguido tomando la pastilla de saber lo que pasaría después.
Según el forense, Áine murió por una complicación reconocida, aunque rara, del anticonceptivo que tomaba, prescrito y supervisado dentro de los parámetros clínicos.
La investigación fue cuidadosa y extensa. El forense Peter Sigee concluyó que la medicación Femodette contribuyó directamente a la muerte de Áine, incluyéndola en la sección uno de la causa médica de fallecimiento, donde se registran los factores principales y no secundarios.
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Sigee explicó que los anticonceptivos pueden producir efectos adversos extremadamente poco frecuentes: “Trágicamente, alguien tiene que ser ese uno en mil o en diez mil”.
El Dr. Moyinoluwa Oluwaseyi Onayade, según la investigación, también tiene su propia versión sobre lo que ocurrió en la cita con Áine ese día. Señaló que ese día la presión de la joven estaba en 130/90, una cifra aún límite, pero aceptable.
Según detalló el galeno, la joven expresó su deseo de retomar su proceso de planificación “lo antes posible”. El médico le propuso cambiar a la píldora de solo progesterona —que implica menor riesgo de coágulos—, pero Áine se negó por los efectos secundarios que había leído. Fue en ese momento en el que él le recomendó entonces seguir tomando la pastilla que acostumbraba, pero mantenerse atenta de los cambios en su presión.
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL