El animal volvió con el cadáver de un feto entre sus dientes y empezó a jugar con él.
Jóvenes que departían junto a una escuela jamás se imaginaron que una bolsa que estaba cerca de ellos contenía el cuerpo de una niña.
Quien sí curioseó fue Priscilla, la perrita de un vecino, la cual tomó el cadáver en sus fauces y se paseó hasta la vivienda de su dueño.
Cuando el hombre empezaba a cortar el pasto notó que su mascota y otros animales jugueteaban con el cuerpo.
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El hombre llamó a las autoridades, las cuales se hicieron cargo de la escena y determinaron tanto el sexo como la edad de gestación del feto. Su primera impresión es que se trataría de un aborto clandestino que se realizó en los alrededores, recoge el diario El Civismo .