La manifestación, que pedía la salida del presidente Daniel Ortega del poder, fue reprimida violentamente por las autoridades y por grupos afines al gobierno.
Madres de las víctimas de la represión del gobierno nicaragüense convocaron para el miércoles 30 de mayo una marcha en rechazo a Daniel Ortega. El mandatario respondió el llamado a las calles reprimiendo con extrema violencia las concentraciones.
Grupos del frente sandinista, policías antidisturbios y escuadrones parapoliciales atacaron a las multitudes que de forma pacífica se movilizaban en Managua y otras importantes ciudades del país.
Según las autoridades nicaragüenses, fueron reportados 17 muertos y aproximadamente 200 heridos por los ataques, todos con heridas de arma de fuego. Las cifras fueron confirmadas por el centro nicaragüense de los Derechos Humanos.
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La movilización se dirigía desde la rotonda Jean Paul Genie hacia la Universidad Centroamericana cuando fue atacada. Asistentes a la concentración aseguraron que escuchaban disparos desde lejos cuando comenzaron a caer al suelo personas heridas.
Las madres de las víctimas de la represión gubernamental de las marchas de abril encabezaban la pacifica marcha. Cada una llevaba las imágenes de sus hijos asesinados por reclamar una reforma a la seguridad social al gobierno Ortega. Niños, jóvenes, mujeres y civiles de todos los sectores sociales las acompañaban sin imaginarse la cruenta respuesta de las fuerzas oficiales y afines a este.
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Frente al ataque, la conferencia Episcopal de Nicaragua, interlocutora en un proceso de diálogo con el gobierno, condenó los ataques y cerró la puerta a las negociaciones.