Un hombre se llevó una sorpresa al descubrir quién se estaba metiendo a su casa,
con llave en mano, para llevarse desde comida hasta dinero. Las cámaras que instaló lo llevaron a detectar a un inusual ladrón: un vecino que vivía en su mismo edificio y que se tomaba su tiempo para esculcar y escoger lo que hurtaba cada vez que ingresaba.
La víctima contó que hacía no mucho se había mudado al edificio y cometió el error de no cambiar las cerraduras de la puerta. Poco tiempo después, “hace como un mes, empiezo a notar que faltan pequeñeces en mi casa: fideos, un paquete de queso rallado, boludeces chiquitas, que uno piensa en su momento me la comí o que estaba loco y no sé dónde está, hasta que un día, creo que la semana pasada, me encuentro con que me faltaban 100.000 de un cajón”, narró la víctima al programa eltrece, en Argentina.
Fue por eso que tomó “la decisión de poner una cámara en casa, porque quería saber quién era el que me estaba entrando”, contó el hombre.
El pasado sábado 12 de agosto, estando en la fiesta de cumpleaños de su sobrina, descubrió por qué se le estaban perdiendo las cosas. La cámara, que se activa con movimiento, captó cómo ingresaba un hombre a su hogar.
“Lo estaba viendo en vivo y en directo, se me hizo la cara conocida, me parecía haberlo visto alguna vez, pero no me acordaba de tenerlo en el edificio”, dijo.
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Las imágenes mostraron cómo el hombre revisó los cajones de la alcoba, dio un paseo por la cocina, revisó unos papeles que había sobre la mesa del comedor y luego vio la cámara que lo seguía a todas partes. Ahí se dio cuenta de que estaba siendo observado y emprendió la huida.
Al hablar con los otros residentes del edificio, este hombre, que vive en un cuarto piso, se enteró de que el ladrón era “el chico del 101, un vecino de tres pisos más abajo”.
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En su apartamento “encontraron cosas que me fue robando y que me fui dando cuenta en el momento, el queso rallado, el paquete de fideos… la plata no apareció”, pero el ladrón no estaba.
Quien sí se quedó en el lugar fue la perrita del delincuente. “Chancha es de mi ladrón y ahora la estamos cuidando entre todos”, dijo la víctima mientras acariciaba al inocente animal.