Torturó a su novia tres días acusándola de ser infiel por ver hombres en la televisión

La amenazó hasta que confesara un supuesto amorío con el trabajador de una gasolinera. Le obligó a escribir una nota de suicidio.

"Vas a ser como Jesucristo en el crucifijo", le dijo durante esos días Callum Bigley, de 32 años, a su pareja en una especie de amenaza y castigo al estilo de la Biblia. Para cumplir su cometido, se armó con un cable y la azotó, además de intentar ahorcarla.

Todo empezó cuando la víctima murmuró algo mientras dormía, por lo que Bigley, sin mediar palabra, tomó un celular y se lo lanzó a la cara. No contento con esto, también le lanzó puños al rostro justificándose en que ella le era infiel.

Pero la sevicia del sujeto iría más allá, cuando tomó un martillo y la empezó a golpear en un dedo del pie a manera de tortura, la cual se detendría únicamente cuando ella “confesara”. El agresor le decía que sí ella aceptaba todo, él sería condescendiente y le garantizaría su seguridad.

Ella, para frenar el maltrato, decidió asumir la supuesta infidelidad. El resultado fue peor.

Callum Bigley tomó el cable de un electrodoméstico y no solo la azotó, sino que le cortó la respiración.

Todo parece indicar que el desquiciado sujeto ya tenía un final preparado, pues le pidió a su víctima escribir una carta de despedida, básicamente donde afirmara que se había suicidado. Según el testimonio de la mujer, él la llevó hasta la chimenea y le señaló que la colgaría de allí, precisamente para hacer creer que se había quitado la vida.

Finalmente, la mujer se armó de valor, rompió una ventana y logró escapar de los vejámenes. Consciente de lo que podía pasar, Bigley prefirió huir, pero fue capturado seis semanas después y enviado a prisión. Pese a los testimonios, nunca aceptó los cargos.

Los hechos ocurrieron entre febrero y marzo de este año, pero recientemente se conoció la condena y detalles de lo que fue el calvario de la agredida.

Los jueces de Reino Unido lo sentenciaron a 9 años de prisión y le impusieron una orden de restricción, señala el diarioLiverpool Echo.