Aseguró haber lanzado una ofensiva por tierra y aire contra más de 200 objetivos del régimen y que ya no puede contener a refugiados que quieran ir a Europa.
En unas declaraciones a los periodistas en la provincia de Hatay, fronteriza con Siria, el ministro de Defensa, Hulusi Akar, aseguró que el Ejército turco bombardeó posiciones del régimen sirio desde tierra y aire.
"Las fuerzas turcas destruyeron cinco helicópteros del régimen sirio, 23 tanques, 10 vehículos blindados, cinco camiones de municiones, un sistema de defensa aérea SA-22, así como tres depósitos de municiones, dos depósitos de equipos, un cuartel y 309 soldados", declaró el ministro de Defensa, Hulusi Akar, según recoge la agencia Anadolu.
El funcionario contradijo también declaraciones previas de Moscú, que sostenían que soldados turcos estaban en una zona no declarada y combatían junto a "terroristas".
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"Este ataque ocurrió a pesar de que las ubicaciones de nuestras tropas habían sido coordinadas con funcionarios rusos", subrayó Akar, que agregó: "A pesar de las advertencias después del primer ataque, el régimen sirio continuó sus ataques, incluso contra ambulancias".
El hecho acabó con la vida de 33 de sus militares desplegados en la provincia siria de Idlib.
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En 2018, Rusia y Turquía acordaron crear una zona de distensión en Idlib, donde Ankara contaría con doce puestos de observación para verificar la retirada de tropas y facciones armadas.
Sin embargo, Turquía y Rusia se acusan mutuamente de haber roto el acuerdo. Turquía critica a Rusia su apoyo a la ofensiva del régimen sirio sobre la región, mientras que Moscú critica a Ankara por no haber desarmado a grupos yihadistas y haber desmilitarizado la zona.
Gran parte de esa zona bajo control rebelde está en manos del Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que está incluida la exfilial siria de Al Qaeda, a la que Moscú y Damasco consideran "terrorista".
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