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Zelenski acusa a Rusia de crímenes de guerra tras ataque a escuela en Ucrania con cientos de civiles

El bombardeo se lanzó contra la ciudad de Mariúpol, donde unas 400.000 personas han estado atrapadas durante más de dos semanas. Gobierno dice que no tiene cómo enviar refuerzos militares.

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La ciudad ucraniana de Mariúpol vive una de las situaciones más dramáticas por la guerra, luego de que las autoridades denunciaron el bombardeo ruso a una escuela de arte que servía de refugio para 400 civiles, incluidos ancianos, mujeres y niños, sin ofrecer datos sobre víctimas.

Unas 400.000 personas han estado atrapadas en Mariúpol durante más de dos semanas en medio de intensos bombardeos que han cortado los suministros centrales de electricidad, calefacción y agua, según fuentes locales.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó este domingo la agresión a Mariúpol como "un acto de terror que será recordado en los siglos venideros". "El sitio de Mariúpol pasará a la historia por la responsabilidad rusa en crímenes de guerra", sostuvo.

Los ataques a la ciudad se han endurecido y el Gobierno ucraniano ha admitido que actualmente no tiene posibilidad de enviar refuerzos militares. Olexij Arestowytsch, asesor del presidente Volodímir Zelenski, dijo que las fuerzas más cercanas están a 100 kilómetros de distancia o ya involucradas en luchas con el enemigo. "Actualmente no hay una solución militar para Mariupol. No es solo mi opinión, es también la opinión de los militares", manifestó.

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Rusia, a su vez acusó a las autoridades de Ucrania de impedir la salida de los habitantes de Mariúpol en dirección a la frontera rusa a través de corredores humanitarios.

Según las autoridades, 4.128 personas han logrado huir de la ciudad sitiada a través de corredores. El ayuntamiento también ha asegurado que miles han sido deportadas por los agresores a Moscú.

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Rusia vuelve a usar misiles hipersónicos contra Ucrania


El Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que la aviación del país había destruido una base militar en la región de Zhitomir, en el noroeste de Ucrania y limítrofe con Bielorrusia, donde se encontraban "más de un centenar de efectivos de fuerzas especiales ucranianas y mercenarios extranjeros".

Según señaló el portavoz de la cartera, Ígor Konashénkov, la base servía de "centro de entrenamiento" para los combatientes extranjeros, que estaban acompañados por militares ucranianos.

Las fuerzas rusas también volvieron a disparar misiles hipersónicos Kinzhal, por segunda vez desde el inicio de la campaña militar, para destruir "un gran almacén de combustible y lubricantes" en la localidad de Konstantinovka, en el sur del país. "Desde esa base se efectuaban los principales suministros de combustible para vehículos blindados ucranianos en áreas de combate en el sur de Ucrania", dijo el portavoz castrense.

Se trata del segundo uso confirmado de los Kinzhal en Ucrania y en el mundo, que antes Rusia solo había utilizado durante ensayos militares. Kinzhal (Daga en ruso) es un misil hipersónico de alta precisión con un alcance de más de 2.000 kilómetros y una velocidad diez veces mayor que la del sonido.

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Una de las principales características del arma es la capacidad de maniobrar permanentemente durante su trayectoria, lo que dificulta al máximo su intercepción.

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