Jennifer Martínez sufrió de depresión, le dio varicela en el embarazo y casi muere en el parto, pero no se rindió. Hoy, su hogar es símbolo de amor e independencia.
Tenía 17 años y cursaba grado 11 cuando supo que sería mamá. Además de la responsabilidad que conllevaba su nueva realidad, debió enfrentar las críticas de los demás.
No solo se graduó del bachillerato y estudió un técnico de asistencia administrativa. Pudo abandonar también las penurias de un barrio subnormal, gracias a un gran aliado que le cambió la vida.
Hoy, en su casa propia, les dice a otras mujeres que, aunque difícil, sí se puede salir adelante.
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