Se hizo pasar por un representante de un organismo juvenil de la ONU, otorgó reconocimientos a personalidades del país e incluso recibió un premio internacional.
Al abrir la encomienda, la víctima descubrió que le habían puesto una baldosa para simular el peso. Ojo a los ciberdelincuentes en época de compras en línea.
Los llamaba y les pedía supuestas ayudas económicas para familias afectadas por la pandemia. El estafador se ocultaba cerca de una cárcel de máxima seguridad.
Envían ofertas a nombre de droguerías y entidades de salud, pero es una artimaña para pedir dinero con la excusa de gastos administrativos o capacitaciones.
Una mujer, que conoció por Tinder, le ofreció una relación estable y crear una empresa. Él le dio más de $50 millones. “Me siento humillado”, dice llorando.