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El presidente Gustavo Petro aceptó la renuncia del ministro de las TIC, Julián Molina, miembro del Partido de la U, una de las bancadas que no apoyó la candidatura de María Patricia Balanta como magistrada de la Corte Constitucional.
El nombre de Molina era uno de los de tres ministros que se barajan en un nuevo remezón del gabinete del Gobierno nacional, luego de que el ex defensor del Pueblo Carlos Camargo fuera elegido magistrado del alto tribunal en el Congreso.
Los otros dos jefes de cartera de los que se ha hablado son: la de Comercio, Diana Morales, del Partido Liberal, y el de Trabajo, Antonio Sanguino, de la Alianza Verde.
Justamente, este último habló en las últimas horas sobre la renuncia protocolaria que le habría sido solicitada. “Si a uno le piden una carta, uno tiene que radicarla. Pero repito, será el presidente quien decida quiénes seguimos acompañándolo en esta tarea, sobre todo en este remate que exige que cerremos un gobierno con legados, con realizaciones y con grandes cambios para el país”, dijo.
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Sin embargo, al parecer Sanguino no saldría de la jefatura del Ministerio de Trabajo.
La viceministra para la Transformación Digital, Carina Murcia, queda como encargada del despacho mientras el presidente Petro decide quién asumirá en propiedad esa cartera. Se rumora que se estaría considerando que Hollman Morris, director de RTVC, como el reemplazo de Julián Molina.
En menos de un año se acaba el mandato del llamado gobierno del cambio y, de acuerdo con lo que expresó Andrés Caro, director de la Fundación para el Estado Derecho y columnista de La Silla Vacía, a Noticias Caracol, los altos funcionarios que ha nombrado el jefe de Estado son “mucho más que los ministros que tuvo (Iván) Duque, más del doble; muchos más que los ministros que tuvo (Juan Manuel) Santos en sus dos gobiernos”.
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María Margarita Zuleta, directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, considera que se hacen “cambios, teniendo en cuenta que hay un norte claro y que hay un aprendizaje y una mirada para tener en cuenta, una memoria institucional y lograr un cometido de política pública, que es la promesa que hizo el candidato y que quedó reflejada en un plan de desarrollo. Esto es lo que no estamos viendo ahora”.
Caro, por su parte, recalca que “la ejecución sufre mucho cuando salen los ministros. Casi que uno podría decir que es mejor un ministro malo que ya conoce el ministerio a uno bueno que todavía no lo conoce, porque cada cambio de ministro le cuesta a la ejecución del ministerio. Llegan a aprender, llegan con nuevas personas, llegan a cambiar políticas públicas. La Silla Vacía ha calculado que los cambios de ministros le han costado al país 6 billones de pesos en ejecución que no se ha hecho”.
POR SANDRA SORIANO SORIANO
COORDINADORA DIGITAL NOTICIAS CARACOL
smsorian@caracoltv.com.co
*CON INFORMACIÓN DE MARÍA CAMILA ROA, PERIODISTA DE NOTICIAS CARACOL