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Rodrigo Lara Bonilla, 40 años del asesinato de un hombre que desafió a la mafia

El 30 de abril de 1984 fue asesinado en el norte de Bogotá Rodrigo Lara Bonilla, ministro de Justicia del presidente Belisario Betancur y el encargado de desenmascarar a Pablo Escobar.

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Rodrigo Lara Bonilla era claro en su mensaje, no le cedía un milímetro a las mafias del narcotráfico lideradas por Pablo Escobar Gaviria. "Soy un ministro peligroso para quienes están fuera de la ley", así tituló el diario El Espectador, el 23 de agosto de 1983.

Justamente, Lara Bonilla fue el hombre que desenmascaró al mafioso Escobar en el Congreso de la República. Por esos días, Juan Lozano era un joven militante del nuevo liberalismo.

“Le cuenta al país dónde estaban y a dónde habían llegado los narcotraficantes, al propio Congreso donde Escobar había obtenido una curul en el año 1982, demostrándole al país que eso no era un juego”, recuerda Lozano.

Un juego peligroso que Rodrigo Lara Bonilla no dudó en enfrentar al lado de Luis Carlos Galán, otro mártir en esos convulsionados años 80.

“Rodrigo Lara entregó su vida demostrando que era un hombre honesto y no estaba comprado por los carteles”, complementa Lozano.

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Uno de los golpes más duros fue el hallazgo de Tranquilandia, un gigantesco complejo de laboratorios dedicados al procesamiento de cocaína.

El general retirado Óscar Naranjo, exdirector de la Policía, recuerda que la “investigación en asocio con los Estados Unidos, liderada por la Policía y acompañada políticamente por el ministro, logró ese resultado. Varias toneladas de cocaína en los llanos del Yarí, un emporio lleno de campamentos de armas y de infraestructura a partir de la cual Colombia se convirtió tristemente en el primer exportador de cocaína”.

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Naranjo, uno de los hombres que persiguió a Escobar hasta acorralarlo y darle de baja, habla de ese momento de la historia de Colombia cuando el capo le declaró la guerra al Estado.

“Cuando el ministro Rodrigo Lara da el primer gran debate político contra el narcotráfico, abre las puertas para que el país no transite a un estado fallido que nos quería conducir Pablo Escobar”, asegura Naranjo.

El dirigente liberal tenía claro que enfrentar a las mafias del narcotráfico le podía costar la vida, su familia también sabía el riesgo que corría.

“Él siguió adelante sabiendo que muy seguramente iba a morir, que lo más probable era que lo mataran y no obstante nunca dio su brazo a torcer, nunca retrocedió, nunca renunció a los valores y a la verticalidad”, manifiesta Rodrigo Lara Restrepo, hijo de Lara Bonilla.

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Finalmente, un día como hoy, el 30 de abril de 1984, a las 7:00 p. m., sicarios enviados por Pablo Escobar, según estableció la justicia, asesinaron al ministro cuando regresaba a su casa.

“Colombia perdió a un ser inigualable que mostró el camino de la lucha contra los más poderosos, que antepuso su vida personal por el interés del país, de la democracia”, concluye Lara Restrepo.

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Este martes, Neiva, tierra natal de Rodrigo Lara Bonilla, le rindió un tributo a su memoria y a su legado, la decencia y la justicia, el camino que él labró hasta el día de su muerte.

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