El cementerio de las máquinas viejas del Hospital Universitario de Santander fue convertido en dos modernas salas de hospitalización para pacientes con COVID-19.
“Nosotros, aprovechando la pandemia, lo que hicimos fue tratar de reconstruir esta parte y volverla servicio”, explicó Julián niño, gerente del centro médico.
Las paredes y pisos fueron modernizados. Se dotaron con 110 camas, ventiladores, equipos de monitoreo y aire acondicionado filtrado.
Ahora, las salas cuentan, según el técnico del hospital, “con un sistema de recambio de aire que garantice unas condiciones de estabilidad en el ambiente”, esto de acuerdo con las “sugerencias del equipo de infectología y epidemiología del Hospital Universitario de Santander”.
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Con esta reconstrucción, el personal médico podrá vigilar a los pacientes desde un área aislada y sin exposición. Además, el proceso de intubación será más seguro pues el área “está diseñada para disminuir el riesgo de exposición a aerosoles de los colaboradores”, agregó Marisela Márquez, subgerente de servicios de enfermería.
Médicos y enfermeras están preparados y ultiman detalles para recibir a los pacientes en esta zona, que tuvo un costo de 6 mil millones de pesos.