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El cáncer de próstata es una enfermedad que avanza en silencio, pero con consecuencias que podrían ser fatales. En Colombia, más de 65.000 hombres viven con este diagnóstico. La detección temprana es clave, pero el miedo, la desinformación y los prejuicios siguen siendo barreras que impiden a muchos hombres acudir a tiempo al médico.
En una reciente investigación de Séptimo Día, el periodista Diego Guauque expuso testimonios conmovedores y reveladores que muestran cómo un simple examen puede salvar vidas, pero también cómo la omisión puede costarlas.
Aunque la mayoría de los casos se diagnostican en hombres mayores de 65 años, la enfermedad no es exclusiva de este rango de edad. El doctor William Quiroga Matamoros, jefe del Servicio de Urología Oncológica del Hospital Militar, explicó que “el 60% de los cánceres de próstata se diagnostican entre pacientes en promedio de 65 años”. Sin embargo, también advirtió que su incidencia ha aumentado en hombres menores de 50, lo que hace aún más urgente la conciencia sobre la prevención de esta dura enfermedad.
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Antonio Suárez, un cerrajero de 79 años residente en Fusagasugá, Cundinamarca, es uno de los protagonistas de esta investigación. Su historia es un reflejo de lo que viven miles de hombres que, por miedo o desinformación, postergan un examen que podría cambiarlo todo.
“Yo tengo sonda. Aquí va conectada la otra manguera que es larga”, relató, mostrando cómo es su calidad de vida desde que fue diagnosticado.
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A pesar de considerarse un hombre saludable y fuerte, Antonio ignoró señales que hoy reconoce como alarmantes. “Yo, por lo que he sido deportista y he sido muy fuerte para los dolores, para lo que sea”, dijo, justificando su falta de atención a los síntomas iniciales. Uno de ellos fue el cambio en su flujo urinario: “Pues yo no recuerdo haber sentido dolor. Lo único era el chorro muy mermado, no orinaba como antes”.
Antonio fue constante con el examen de antígenos prostáticos, pero evitó el tacto rectal, una prueba que muchos hombres aún rechazan por prejuicios. Con el tiempo, sus problemas urinarios se agravaron. “Yo me acuesto a las 10 de la noche, pero a las 11:30, 12 ya me está despertando la vejiga y así toda la noche”, relató. Esta situación lo obligaba a levantarse entre tres y cuatro veces cada noche.
Finalmente, acudió al médico, quien le ordenó el examen que tanto había ignorado. “Con el examen rectal me descubrieron que tenía la próstata muy crecida. La próstata se crece y oprime la vejiga, principalmente oprime el paso donde sale la orina. Entonces, que tenían que operarme”, contó.
En agosto del año pasado, Antonio fue operado con la esperanza de frenar el avance del cáncer. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados. “En el momento tengo el cáncer de próstata”, confesó. “Era para reducir el tamaño no más, pero resulta que se ha vuelto a crecer. Ahora fue peor porque toca andar con esa sonda”.
Durante un tiempo, tuvo que usar una bolsa para recolectar la orina. Aunque ya no la necesita, su salud sigue comprometida. “Me enfermé porque la orina me contaminó la sangre”, relató. Ahora necesita una nueva cirugía para mejorar su calidad de vida. “Yo a mis 79 años regresé a la niñez porque la orina no me da, prácticamente no la puedo controlar”.
El doctor Camilo Giedelman Cuevas, urólogo de la Clínica Marly, advirtió que hay señales que deben encender las alarmas. “Pacientes que vengan orinando mal. ¿Qué es orinar mal? que se levanten en la noche o haya aumentado su frecuencia levantarse en la noche. Entonces, no pueden dormir bien, están cansados al otro día, incontinencia, paciente con sangre en la orina o con sangre en el semen, que presente dolor al orinar”, explicó.
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Además, señaló que estos síntomas pueden estar relacionados con un crecimiento prostático, una condición común que también debe ser evaluada con atención.
Antonio reconoce hoy su mayor error: “El error que creo que cometí fue no haberme hecho el examen prostático, el tacto rectal”. Su testimonio es un llamado de atención para todos los hombres que aún dudan en hacerse este examen.
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El cáncer de próstata tiene un alto índice de curación si se detecta a tiempo. Por eso, es fundamental prestar atención a síntomas como:
La prevención sigue siendo la mejor herramienta. Un examen de 10 segundos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Hacerse el examen a tiempo no solo puede salvar vidas, también puede contribuir a mantener una buena calidad de vida.