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En Colombia, una placa duplicada es cauda de comparendos injustos y una deuda millonaria que igual hay que pagar. Detrás de cada multa imposible, hay una historia de alguien que un día descubre que tiene sanciones por infracciones cometidas en lugares donde nunca ha estado.
El fenómeno tiene nombre: falsedad marcaria o 'gemeleo de placas'. Y aunque suena técnico, esconde una red criminal silenciosa que fabrica, vende y distribuye placas falsas para motos y carros por todo el país. Según cifras de la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional, solo el año pasado 104 conductores fueron sancionados por portar placas adulteradas o duplicadas. En Medellín, las cámaras de fotodetección han identificado hasta 1.500 vehículos al año con irregularidades, desde clonaciones hasta alteraciones del número original.
La indignación crece. Las víctimas no solo deben pagar millonarios comparendos, sino enfrentar procesos que duran años para demostrar su inocencia.
El gemeleo consiste en copiar la identidad de un vehículo legal —placa, número de chasis y motor— y reproducirla en otro, usualmente robado o sin papeles. Así, el vehículo ilegal circula libremente, mientras el legítimo queda atrapado en un infierno de sanciones.
El subintendente Erick León, perito de la Dijín, explica cómo funciona: “Lo que hacen es buscar un vehículo del mismo modelo y marca, para copiar sus sistemas de identificación y regrabarlos en otro vehículo hurtado”. Las placas clonadas sirven para evadir controles, cometer robos o fleteos, y luego desaparecer sin dejar rastro. Detrás, hay fábricas clandestinas, talleres improvisados y una red de tramitadores que se mueven entre la legalidad y el delito.
Séptimo Día habló con 'Cristian' (identidad falsa), quien se presenta como tramitador de placas falsas. Dice que empezó en el negocio de las placas falsas por necesidad y revela la facilidad con la que se puede acceder a una placa ilegal en Colombia.
“Les dan el número de placa que quieren sacar, de dónde es la placa, y yo paso los datos al que tiene la maquinaria para hacerla. Él las fabrica en una máquina troqueladora, casi siempre en una casa. Cuando son para un vehículo hurtado, piden también la tarjeta de propiedad. Se sabe que es para gemelear”.
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Sin embargo, el hombre confiesa que muchos de sus clientes no son precisamente delincuentes, aunque sí reconoce a ladrones y sicarios. “También personas que tienen deudas, impuestos o el carro no está a nombre de ellos. No pueden sacarla directamente a tránsito y buscan esta salida”. Las cifras lo confirman: el gemeleo no solo se sostiene por el crimen organizado, sino por ciudadanos desesperados ante trámites costosos, sanciones automáticas y la falta de claridad institucional.
El equipo de Séptimo Día decidió comprobar qué tan fácil era conseguir una placa falsa. Con cámaras ocultas, llegamos a uno de estos comercios como compradores interesados. La respuesta fue inmediata:
“Una placa vale 130 mil pesos, las dos por 230 mil. Se demoran un día en entregarlas”, ofreció un vendedor. Cuando se les preguntó si eran legales, respondieron con tranquilidad: “Claro que sí, tenemos permiso del Ministerio de Transporte”. Otra cosa dicen las autoridades.
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El Secretario de Seguridad de Medellín, Mateo González, fue categórico: “Si no tienen contrato o vínculo con un organismo de tránsito, están incurriendo en una irregularidad y posiblemente en el delito de falsedad marcaria”. Desde Bogotá, el subsecretario de Movilidad, Giovanny Andrés García, coincidió en que esto “no es legal. Ninguna empresa privada puede vender placas. Solo los organismos de tránsito están autorizados para hacerlo”.
La confirmación definitiva llegó desde el nivel más alto. La ministra de Transporte, María Fernanda Rojas Mantilla, lo explicó con una comparación contundente: “Sería como si alguien tuviera la máquina para hacer cédulas como las hace la Registraduría y se parara en una esquina a ofrecer duplicados. Es un delito. Solo los organismos de tránsito pueden comercializar placas en Colombia”.
El negocio consultado por los periodistas negó haber cometido irregularidades e intentó justificarse al escuchar las declaraciones de los funcionarios: “Eso es un vacío del Ministerio de Transporte. Ni siquiera los organismos de tránsito pueden afirmar que sea ilegal, porque la máxima autoridad es el ministerio”.
Precisamente, la ministra insistió: "Por supuesto que es ilegal. Se trata de falsedad marcaria, un delito que da entre cinco y doce años de cárcel. Solo hay una placa autorizada, la expedida por el organismo de tránsito”.
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La realidad es que los controles son débiles y la fiscalización mínima. Muchos de estos talleres operan a la vista del público, incluso en zonas comerciales, aprovechando la confusión entre los conductores sobre quién puede emitir una placa legítima.
El Ministerio de Transporte insiste en que solo los organismos oficiales pueden emitir o duplicar placas, y que los ciudadanos deben abstenerse de acudir a talleres o intermediarios. Las autoridades recomiendan: