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En un mundo cada vez más digitalizado, donde las transacciones, comunicaciones y datos personales se gestionan en línea, la seguridad informática se ha convertido en una prioridad. Las contraseñas, aunque básicas en apariencia, son la primera línea de defensa contra accesos no autorizados, robo de identidad y ataques cibernéticos. Sin embargo, a pesar de su importancia, muchas personas continúan utilizando claves débiles, predecibles o fácilmente vulnerables.
El problema no radica únicamente en la elección de contraseñas cortas o simples, sino en patrones que los atacantes conocen bien. Combinaciones como “123456”, “password” o el nombre de una mascota son ejemplos clásicos de claves que pueden ser descifradas en segundos mediante técnicas automatizadas como los ataques de fuerza bruta o el uso de diccionarios. Incluso contraseñas que aparentan ser complejas pueden volverse vulnerables si siguen estructuras comunes o si se reutilizan en múltiples plataformas.
Ante este panorama, los expertos en ciberseguridad han desarrollado recomendaciones cada vez más precisas para fortalecer las contraseñas. Estas sugerencias van más allá de los consejos tradicionales como “use mayúsculas y minúsculas” o “incluya números y símbolos”. En los últimos años, se ha identificado que ciertos caracteres, en particular algunas letras específicas, pueden aumentar significativamente la resistencia de una contraseña frente a los algoritmos de descifrado más avanzados.
La elección de una letra puede parecer un detalle menor, pero en realidad puede marcar la diferencia entre una contraseña que resiste millones de intentos y otra que cae en cuestión de minutos. Esto se debe a cómo los sistemas de ataque priorizan combinaciones más comunes y cómo ciertas letras, por su frecuencia o ubicación en el teclado, tienden a ser menos utilizadas en contraseñas seguras. Por ello, incluir letras poco convencionales o estratégicamente seleccionadas puede mejorar la entropía de la clave, es decir, su nivel de imprevisibilidad.
Además, el uso de letras específicas puede ayudar a romper patrones que los atacantes suelen explotar. Por ejemplo, muchas personas tienden a comenzar sus contraseñas con una letra mayúscula seguida de números o símbolos. Este tipo de estructura, aunque aparentemente segura, es predecible. Incluir letras que no suelen aparecer en posiciones iniciales o que se combinan de forma inusual con otros caracteres puede desviar los algoritmos de ataque y aumentar el tiempo necesario para descifrar la clave.
La letra “ñ” ha sido destacada por expertos como José Javier Pastor Valero, perito forense digital y hacker ético, por su capacidad para fortalecer contraseñas. En entrevistas recientes, Pastor ha explicado que incluir esta letra puede extender el tiempo de vulneración de una contraseña de horas a semanas, debido a que los programas de fuerza bruta no suelen incluirla inicialmente.
La inclusión de la “ñ” debe hacerse de manera estratégica. Noticias Caracol le comparte algunas recomendaciones:
Estos ejemplos muestran cómo la “ñ” puede integrarse de forma natural en contraseñas que combinan letras, números y símbolos, manteniendo un equilibrio entre seguridad y memorización. aunque la “ñ” aporta un valor importante a la seguridad de las contraseñas, no debe considerarse como el único elemento protector. La fortaleza de una contraseña depende de múltiples factores:
Según los informes más recientes de 2025, basados en el análisis de más de 19.000 millones de contraseñas filtradas en ciberincidentes globales, estas son las cinco contraseñas más inseguras del mundo, según expertos citados por Revista Cloud, Prensa Libre y OpenSecurity:
Estas contraseñas son consideradas altamente vulnerables porque siguen patrones comunes, carecen de complejidad y son las primeras que prueban los atacantes en ataques automatizados como el credential stuffing. Los expertos recomiendan evitarlas por completo y optar por claves largas, únicas y con una combinación de letras, números y símbolos.
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ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL