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Cada año, Just Dance llega como un ritual que anuncia el fin de año, los bailes familiares y las reuniones donde todos —del tío al sobrino— terminan dando vergüenza y risa por igual. En 2026, Ubisoft repite la fórmula con una entrega que mantiene el espíritu del juego intacto, pero que también deja claro que la franquicia ya alcanzó su punto de madurez. Just Dance 2026 Edition no reinventa nada, pero sí pule algunos detalles, recupera el carisma de sus primeras entregas y, sobre todo, ofrece una experiencia más fluida gracias a la integración de cámara como método principal de detección.
Después de años de depender del teléfono como control improvisado, esta nueva edición introduce un sistema de puntuación por cámara que permite bailar sin tener que sostener el dispositivo. El cambio, aunque sutil, transforma por completo la experiencia: se siente más natural, más libre y mucho menos torpe. No hay miedo a lanzar el celular por la ventana ni excusas para no moverse. Es, sin duda, la mejora técnica más significativa del juego.
Como es costumbre, Just Dance 2026 Edition llega con un catálogo de unas 40 canciones nuevas que van desde el pop y el hip-hop hasta el reguetón, pasando por colaboraciones curiosas y clásicos infaltables. La selección de este año tiene una variedad que brilla especialmente por su inclusión: hay espacio para artistas LGBTQIA+, temas latinos, hits recientes y hasta colaboraciones inesperadas como el medley de Bluey, que es pura ternura animada para los más pequeños.
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Las coreografías siguen siendo el corazón del juego. Ubisoft no se duerme ahí: los movimientos están diseñados con precisión y carisma, y cada video musical tiene una estética única. Desde la animación tipo claymation de Born to Be Alive (Reborn Version) hasta los tonos coloridos y energéticos de It’s ok I’m ok de Tate Rae, hay un trabajo visual impresionante detrás de cada pista. Aunque la jugabilidad no cambia drásticamente, sí se siente un refinamiento técnico, con un reconocimiento de movimientos más preciso y estable.
Pero no todo es ritmo y color. La navegación del menú en Just Dance 2026 se siente un poco torpe, sobre todo cuando se mezclan los controles entre el celular y el mando. Por ejemplo, se puede usar el teléfono para moverse entre opciones, pero al buscar una canción el juego exige cambiar al control físico. Es un detalle menor, pero en un título que depende de la inmediatez y del ritmo, esos segundos rompen el flujo y frustran a más de uno.
Más grave, sin embargo, es la desaparición del modo Online Dance Floor, uno de los modos más queridos por la comunidad. Esta modalidad permitía conectarse con jugadores de todo el mundo y competir en salas globales de baile. En su lugar, el juego ofrece playlists y tablas de clasificación, pero la sensación de conexión y competencia en tiempo real se perdió. En una era donde los juegos viven de sus comunidades, esta ausencia pesa más de lo que parece.
La gran novedad de Just Dance 2026 —y su principal mérito técnico— está en su sistema de detección por cámara. Gracias al reconocimiento por IA a través del celular, el juego ahora analiza el movimiento corporal completo. Es un sistema intuitivo y que funciona sorprendentemente bien: basta con apoyar el teléfono en una superficie estable y dejar que la cámara haga su trabajo. En pruebas, la detección fue rápida, estable y sin lag perceptible, incluso en espacios reducidos.
El beneficio más claro es la comodidad. Ya no hay que bailar sosteniendo nada, lo que mejora la postura, el rango de movimiento y la sensación de libertad. Para los que usan Just Dance como rutina de ejercicio, esta actualización se agradece enormemente. El juego también incorpora un contador de calorías que vuelve a medir la intensidad de los movimientos y permite llevar un registro del esfuerzo físico, ideal para quienes ven en este título una forma divertida de entrenar.
Una de las adiciones más notorias de este año es el Party Mode, un formato pensado para grupos grandes de hasta seis jugadores. Este modo propone partidas rápidas de 10 minutos con versiones resumidas de distintas canciones, donde se mide la precisión y se agregan condiciones especiales, como pantallas parcialmente cubiertas o instrucciones invertidas. Es un modo ideal para fiestas o reuniones familiares, aunque no tiene demasiada profundidad.
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En esencia, es un mini-juego dentro del juego, con espíritu de “modo fiesta” literal: sirve para romper el hielo y hacer reír a todos, pero no para sesiones largas. Aun así, su presencia refresca la experiencia y ayuda a mantener viva la esencia multijugador local que ha hecho de Just Dance un clásico.
Gráficamente, Just Dance 2026 Edition luce mejor que nunca. Los fondos y animaciones muestran un salto notable en producción, con estilos artísticos variados que van desde lo hipercolorido hasta lo experimental. Ubisoft sigue demostrando que, aunque su fórmula no cambie demasiado, hay mucho amor y detalle en cada coreografía y en la dirección de arte. Es un espectáculo visual incluso para quienes solo miran.
El rendimiento, además, es sólido en todas las plataformas. No hay caídas de cuadros ni retrasos perceptibles en el reconocimiento, incluso en consolas de generación pasada. En Switch, por ejemplo, el juego mantiene una fluidez constante, aunque la cámara del teléfono sigue siendo el punto más débil para algunos entornos con poca luz.
El sonido, por su parte, mantiene el estándar de la franquicia: limpio, potente y con mezclas que resaltan cada tema. Eso sí, algunas canciones sufren de censura excesiva —como “Thrift Shop” de Macklemore y Ryan Lewis— que, aunque entendible por la clasificación familiar del juego, corta parte del ritmo y la autenticidad de la canción original.
Es cierto: Just Dance 2026 Edition no cambia radicalmente nada. Es otra entrega dentro de un modelo de servicio continuo que cada año agrega nuevas canciones y modos temporales. Pero eso no es necesariamente malo. Ubisoft ha entendido que Just Dance no necesita reinventarse, solo mantenerse fresco y funcional. Su éxito sigue radicando en su accesibilidad y en su capacidad de reunir a la gente, sin importar la edad o la habilidad.
Comparado con Just Dance 2025, los cambios son pequeños pero significativos: el sistema de cámara es una mejora real, el nuevo modo Fiesta aporta aire fresco y las coreografías mantienen un nivel de calidad admirable. Aun así, se extraña la conexión social en línea, que daba ese sentido global al baile que tanto encantaba en entregas pasadas.
Just Dance 2026 Edition no sorprende, pero tampoco decepciona. Es el tipo de juego que cumple exactamente con lo que promete: una excusa para moverse, reírse y pasarla bien con familia o amigos. Para veteranos de la saga, la ausencia del modo online será una espina difícil de ignorar, pero las mejoras en la detección por cámara compensan parte de esa pérdida.
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Para nuevos jugadores, es una excelente puerta de entrada: accesible, divertido y visualmente impecable. Ubisoft no se arriesga, pero mantiene viva una tradición que, año tras año, sigue siendo sinónimo de alegría y comunidad.
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