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Cuando Kirby and the Forgotten Land debutó en Nintendo Switch en 2022, sorprendió por ser el primer juego principal del personaje en dar el salto a un mundo en 3D abierto a la exploración. Ahora, con el lanzamiento de la Nintendo Switch 2, llega una edición que no solo aprovecha el nuevo hardware con mejoras gráficas y de rendimiento, sino que además se acompaña de una expansión llamada Star-Crossed World, que funciona como un DLC robusto y prácticamente un juego adicional.
En esta reseña analizaremos ambos componentes: la reedición mejorada del juego base y lo que aporta la expansión, que amplía la experiencia en historia, jugabilidad y diseño de niveles.
El concepto original de Forgotten Land se mantiene intacto: un escenario postapocalíptico sorprendentemente colorido, donde Kirby debe explorar ruinas de una civilización perdida y rescatar a los Waddle Dees. Lo que cambia es la forma en la que se presenta en Nintendo Switch 2.
Las mejoras visuales son evidentes desde el primer minuto. Los entornos ahora tienen más detalle en texturas, efectos de iluminación más naturales y animaciones fluidas que se benefician del framerate estable de 60 fps. Donde en Switch original había leves caídas de rendimiento, ahora la experiencia se siente sólida y constante.
Star-Crossed World, por su parte, apuesta por nuevos escenarios que expanden el tono postapocalíptico con un giro: dimensiones alternativas y paisajes más oscuros que contrastan con el estilo habitual de la saga. Esto no solo enriquece el apartado visual, sino que también aporta variedad en lo narrativo y lo jugable.
La base jugable sigue siendo el plataformeo en 3D combinado con las habilidades de copia de Kirby. Transformarse en enemigos, absorber poderes y adaptarse a distintos desafíos sigue siendo el centro de la acción.
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Lo que distingue esta edición es cómo Star-Crossed World agrega nuevas habilidades y formas de combinar poderes. Algunas transformaciones ahora se pueden fusionar, permitiendo estrategias más creativas. Por ejemplo, mezclar habilidades de fuego y viento abre posibilidades en combate y exploración.
El modo Mouthful (Kirby transformándose en objetos grandes como un auto o una escalera) regresa con mejoras de control y nuevos objetos exclusivos del DLC. Estos segmentos no solo son un respiro cómico, sino que funcionan como mecánicas ingeniosas que amplían la variedad de puzzles y combates.
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Además, la expansión introduce desafíos cooperativos más complejos, donde dos jugadores deben coordinarse mejor que en el juego base. Aquí es donde la experiencia gana un verdadero aire de “segunda parte”.
Kirby nunca ha sido una franquicia que busque narrativas profundas, y Forgotten Land se mantuvo fiel a esa tradición: una trama ligera pero encantadora, con giros inesperados hacia el final.
La edición de Switch 2 respeta esa fórmula, pero Star-Crossed World aporta una historia paralela más elaborada, explorando las dimensiones alternativas y presentando nuevos villanos que contrastan con la ternura del protagonista. Sin ser revolucionaria, esta narrativa complementa la experiencia base y le da al DLC una identidad propia.
El apartado sonoro también se ve beneficiado por la potencia del nuevo hardware. La música de Forgotten Land siempre destacó por mezclar temas alegres con tonos más oscuros en los momentos clave. Ahora, gracias a una mejor calidad de audio y arreglos adicionales en la expansión, la banda sonora suena más pulida y envolvente.
Los efectos de sonido —desde la icónica inhalación de Kirby hasta los ruidos de los enemigos— mantienen la esencia de la saga, pero con mayor claridad. Es un detalle que quizás pase desapercibido, pero que se agradece en largas sesiones de juego con audífonos.
Uno de los puntos más importantes de esta reedición es su desempeño técnico. La versión original de Switch ya se veía bien, pero estaba limitada por el hardware. En Switch 2, la experiencia da un salto notorio:
Star-Crossed World aprovecha estas mejoras para ofrecer escenarios más ambiciosos, con mayor verticalidad y efectos visuales más complejos.
Es inevitable comparar esta reedición con lo que Nintendo ha hecho con otros títulos de Kirby. Mientras que juegos como Kirby’s Return to Dream Land Deluxe eran más tradicionales en 2D, Forgotten Land marcó un antes y un después al saltar al 3D.
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Con la llegada de Star-Crossed World, Nintendo parece seguir una estrategia similar a la de expansiones de Mario, como lo que vimos en Super Mario 3D World + Bowser’s Fury, donde un DLC añadido funciona casi como un título independiente. En ese sentido, esta edición de Kirby no solo reedita, sino que evoluciona.
Si nunca jugaste Forgotten Land en Switch, esta es la versión definitiva: un juego base mejorado más un DLC que amplía y refuerza todo lo que ya hacía bien.
Si ya lo jugaste, la decisión dependerá de cuánto te atraiga Star-Crossed World. Para quienes disfrutan de completar todo al 100%, el nuevo contenido ofrece horas adicionales y mecánicas frescas que justifican la experiencia.
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Para familias y jugadores más casuales, Kirby sigue siendo una opción amigable y accesible. Para jugadores más experimentados, el DLC añade el reto que quizás faltaba en la campaña original.
Kirby and the Forgotten Land + Star-Crossed World logra combinar lo mejor de ambos mundos: la ternura y accesibilidad que caracteriza a la saga, junto con un contenido adicional que expande y enriquece la fórmula.
La edición para Nintendo Switch 2 no solo sirve como una excusa para revisitar un gran juego, sino que además confirma que Kirby puede evolucionar y adaptarse a nuevas generaciones de consolas sin perder su esencia.
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