Teniendo los máximos cuidados posibles, un primer traje, el segundo, la cara cubierta con máscaras especiales para poder respirar y minimizar el riesgo de tener contacto con el virus, así es la armadura que usan los investigadores del laboratorio One Health de la Universidad Nacional de Medellín, que luchan junto a los médicos, para contrarrestar los embates del COVID-19.
A medida que se cambian de ropa, también se llenan de valor, para enfrentar más de quince horas de trabajo en medio de una carrera contrarreloj por detectar cada uno de los casos positivos.
“Estar con los trajes de bioseguridad, con las máscaras por horas enfrentándose a las muestras, genera marcas en el rostro, todo eso cansa, da dolor de cabeza”, cuenta Juan Pablo Hernández Ortiz, director del laboratorio de la Universidad Nacional, sede Medellín.
“Los turnos son muy largos, entramos muy temprano en la mañana y salimos 10 y media u 11 de la noche, demasiado cansados y realmente es un cansancio muy gratificante, porque estamos haciendo todo por la población colombiana”, asegura Laura Silvana Pérez, coordinadora técnica del laboratorio.
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Allí también labora Lina María Hurtado, auxiliar de enfermería, está encargada de ingresar las pruebas al lugar donde van a ser procesadas. Es madre cabeza de hogar y todos los días sale de su casa a las 4 de la mañana y llega a las 11 de la noche, cuando su hijo ya está dormido ¿sacrificios? sí, pero sigue firme en la lucha.
“Nosotros somos un equipo pequeño, pero la estamos dando toda día con día con las jornadas extenuantes, siempre metiéndole el alma y el corazón para brindarle a la comunidad un resultado a tiempo, verás y efectivo”, manifiesta.
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La angustia crece cuando el reloj indica que llegó la noche y faltan cientos de pruebas por procesar. Son rigurosos porque saben que un error puede costar más contagios.
“La gente no pone atención y creen que todo es mentira y al estar aquí y ver que cada día aumentan los casos es muy preocupante porque la gente sigue pensando que esto es un juego porque no están detrás de un análisis”, señala Lina.
En el laboratorio One Health, un equipo de 20 científicos y miembros del personal médico procesan diariamente unas 400 pruebas.
Las muestras inicialmente ingresan por unas ventanas donde se verifica que no estén contaminadas, pasan luego por una luz ultravioleta y unas cabinas de bioseguridad, se cercioran que estén bien selladas, su cadena de frío y el nombre del paciente se convierte en un código con el que se verifica su ficha médica.
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“Se toman secciones de la muestra y se dividen en diferentes tubitos, unos para guardarlos y otros para el proceso de la muestra, de ahí la muestra pasa a un proceso de extracción donde lo que hacemos es tratar de diluir esas partículas virales y extraer el material genético del virus”, indica Hernández.
Los inconvenientes comienzan cuando las pruebas llegan en mal estado.
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“Eso es frustrante, unas muestras vienen bien, con una buena ficha epidemiológica y con todo el registro muy bien hecho, pero unas muestras llegan medio abiertas, unas llegan regadas, unas llegan mal tomadas, las fichas epidemiológicas no se entienden”, detalla Juan Pablo.
El director del laboratorio One Health además le dijo a Noticias Caracol que están siendo parte del desarrollo de una vacuna universal del COVID-19 y un antiviral en compañía de la Universidad Wisconsin Madison. Reveló que ya pasaron la etapa celular y preclínica en ratones y hámsteres y en unas dos semanas comenzaría la etapa en primates.