En el banquillo de los acusados y ocultando su rostro con tapabocas estuvieron dos patrulleros activos de la Policía Metropolitana de Bogotá que fueron capturados junto a otras 13 personas señaladas de integrar peligrosas bandas que delinquen en la capital.
En uno de los casos, para lograr las capturas de dos policías y tres civiles, las autoridades realizaron varias interceptaciones, seguimientos e incluso usaron agentes encubiertos, uno de los cuales grabó a la patrullera recibiendo un dinero.
De acuerdo con los investigadores, los uniformados recibían dinero para no adelantar controles policíacos en los bares de la avenida Primero de Mayo, avisar de cualquier operativo o levantar sellos de establecimientos cerrados.
Incluso, según la Fiscalía General de la Nación, los policías permitían que en esos lugares se vendiera licor adulterado, algo que podría acabar con la vida de una persona.
Con listado en mano, señala la investigación, sabían en cuáles bares y discotecas de la avenida Primero de Mayo debían omitir sus funciones. Aseguraban que todos los policías trabajaban para ellos.
Los dos uniformados y tres civiles señalados de vender licor adulterado fueron cobijados con medida de aseguramiento. Se les imputaron los delitos de cohecho, concierto para delinquir y corrupción de alimentos.
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