El rápido regreso de la bebé embera de 2 meses a los brazos de su madre, que fue raptada en Bogotá, se logró gracias a una red de taxistas y la ayuda de varios jóvenes policías que hacer parte de los 500 uniformados que llegaron a la capital para combatir los altos niveles de inseguridad.
La menor de edad fue retenida por una mujer pasadas las dos de la tarde del jueves 21 de octubre cerca del Parque Nacional, donde cientos de indígenas se han asentado en cambuches.
El general Eliécer Camacho, comandante de la Policía de Bogotá, dijo que “una persona de sexo femenino desde hace varios días venía ganándose la confianza de una mujer indígena de la comunidad embera”.
La señalada secuestradora citó a la joven mamá en una panadería y después de pedirle que le comprara algo a la niña para comer, se llevó a la recién nacida.
Cuando la indígena regresó a la mesa por su bebé embera no encontró a nadie.
La mujer había huido con su hija en un carro gris.
La desesperada mamá pidió ayuda a los taxistas que, de inmediato, alertaron a la Policía del cuadrante y en un trabajo en equipo con los nuevos uniformados que monitoreaban las cámaras de seguridad ubicaron el vehículo en la localidad de Teusaquillo. Allí rescataron a la bebé embera.
En un caso aparte, otro grupo de los nuevos patrulleros llegó hasta el escondite de uno de los más peligrosos comerciantes de drogas de Ciudad Bolívar. Los uniformados lo redujeron y con una orden judicial lo capturaron.
Horas antes también realizaron allanamientos en un centro comercial del centro de la capital del país, buscando teléfonos celulares robados.
Los operativos hacen parte las primeras horas de trabajo en Bogotá de hombres y mujeres que dejaron a sus familias en varias regiones del país para cuidar a la llamada ciudad de todos.
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