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Cabezote sección BOGOTÁ Noticias Caracol 2025 DK

Mujer revela cómo fue abusada y vendida por su propia familia desde los tres años

Tras dos décadas de silencio, Lorena narra una aterradora historia de abuso sistemático que involucra a una red de explotación en Ciudad Bolívar.

explotación sexual
La joven era explotada sexualmente por su familia.
Pixabay

En un acto de inmensa valentía, Lorena, una joven bogotana de 26 años, decidió romper el silencio para relatar una de las realidades más oscuras y dolorosas que puede enfrentar un ser humano: fue víctima de abuso sexual y comercializada por miembros de su propia familia desde que tenía apenas tres años.

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Su historia comienza en Ciudad Bolívar, en un hogar marcado por la ausencia. Hija de una madre adolescente de 17 años que debía trabajar para subsistir y con un progenitor que nunca asumió su responsabilidad, el cuidado de Lorena recayó en quienes debían ser su círculo de protección: su abuela, su tía y su mamá. Sin embargo, fue en ese entorno de supuesta confianza donde comenzó una pesadilla que duraría seis años.

El primer recuerdo, imborrable y atroz, data del día de su tercer cumpleaños. Un primo de su madre, un joven de aproximadamente 20 años, la llevó a su casa, ubicada a pocos metros de la suya. Bajo el pretexto de un inocente juego, la sometió a un abuso aberrante. “Él me accedió de formas que ni siquiera tienen nombre… Yo por las ventanas veía que pasaban personas y solamente quería que llegara alguien y me sacara de ahí”, relató Lorena a este medio, con la voz quebrada por el peso del recuerdo.

Una red de explotación liderada por "el Tío"

El horror no se detuvo en ese primer ataque. Pronto, la violencia se sistematizó y se convirtió en un negocio. Un familiar político, el padre de una de sus primas, comenzó a comercializarla. Utilizando a su propia hija como coartada para sacar a Lorena de su casa, la llevaba a diferentes lugares donde la entregaba a hombres desconocidos por horas.

Él me llevaba a ciertas casas y ciertos lugares y me dejaba ya por horas… yo vi cómo él habló con otra persona y después se va y me deja a mí ahí”, contó. Uno de esos lugares era un garaje, donde recuerda haber sido llevada a un segundo piso y abusada por un hombre. En ese mismo sitio, vio a otras niñas, de entre 9 y 12 años, atrapadas en la misma red de explotación, una estructura liderada por una figura a quien todas llamaban “el Tío”.

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“Llegaban [hombres] muy bien vestidos, vestidos de paño, muy elegantes. Ellos mismos eran los que se aprovechaban de uno de maneras atroces”, denunció Lorena, describiendo el perfil de los agresores que participaban en la red.

La pesadilla se extendió hasta los nueve años, permeando todos los rincones de su vida familiar. Durante las estancias en casa de sus abuelos paternos, el círculo de abuso se amplió de manera devastadora. Allí, fue víctima de cuatro personas más: su propio padre biológico, su abuelo paterno, un tío y un amigo de la familia.

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“Uno de pequeño dice: el papá debe ser el héroe de uno… y no el que puede verlo a una pequeña como una mujer”, expresó con profundo dolor. Los agresores empleaban tácticas de manipulación psicológica, usando regalos y juegos para normalizar el abuso y transferirle la culpa. “Me hicieron a mí pensar que a mí me gustaba eso y que yo era la que buscaba eso… yo era una niña coqueta, yo era una niña creída”, relató, evidenciando las cicatrices invisibles que le dejaron.

El ciclo de abuso finalmente se rompió a los nueve años, cuando su tía asumió su cuidado de forma más estable y la conectó con Elizabeth Gómez, una lideresa social del sector. A través de la fundación “SEA, Construyendo Esperanza y Amor para un Futuro Mejor”, establecida formalmente hace cinco años en el barrio Paraíso, Lorena encontró un refugio seguro, el apoyo terapéutico y la fuerza para comenzar a sanar.

Hoy, al compartir su historia, Lorena no solo busca liberar su propio dolor, sino también dar voz a las incontables víctimas que sufren en silencio, a menudo a manos de quienes deberían protegerlas. Su testimonio es un crudo recordatorio de una realidad oculta y un llamado urgente a la sociedad para proteger a los más vulnerables.

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