“Sería ingenuo no pensar” que disidencias tienen interés en la ciudad, dicen tras atentado en Bogotá

En la capital colombiana existen dos corredores considerados estratégicos para los grupos armados ilegales; por un lado, el occidental, que va desde Sibaté hasta Chía, y el oriental, que cubre zonas desde Usme hasta Usaquén. La Defensoría del Pueblo emitió alertas tempranas sobre los riesgos que corre especialmente la localidad de Ciudad Bolívar, donde el fin de semana hubo un atentado en Bogotá contra el CAI de Arborizadora Alta que mató a dos niños: Daniel Duque e Ivanna Salomé Rangel.

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Ricardo Arias, delegado de alertas tempranas de la entidad, aseguró que en ese sector “hay un reacomodamiento de distintos grupos de delincuencia organizada, que nosotros hemos dicho que hay muchos de ellos que obedecen a grandes estructuras que operan en lo rural, pero aquí hay que entender el fenómeno entre lo urbano y lo rural para comprender lo que está pasando en Bogotá”.

Para el exsecretario de seguridad de Bogotá Hugo Acero “sería ingenuo no pensar que ‘Gentil Duarte’, las disidencias y las otras disidencias no estén interesados en actuar en ciudades importantes como Bogotá, Cali y Medellín”.

En los últimos años, la Defensoría del Pueblo ha emitido al menos 11 alertas tempranas en las que se ha advertido de la presencia de grupos armados ilegales en Bogotá, especialmente para quienes viven en los alrededores de batallones del Ejército y estaciones de Policía.

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Arias señaló que “hay una presencia esporádica, hay una presencia que se acrecienta, que se recrudece en distintos momentos por parte del frente de guerra urbano del ELN y de grupos que operan para el frente de guerra urbano”.

Según Acero, se mueven “a través de estructuras muy pequeñas, de 4 o 5 personas, puede haber distintos grupos en la ciudad, no se conocen entre ellos, pero operan sobre la lógica de lo que manda cada uno de los frentes mayores sobre la ciudad”.

Las alertas se han lanzado en al menos 10 localidades, pero la ubicación de Ciudad Bolívar, sitio donde ocurrió el atentado en Bogotá, se convierte en un coctel apetecido por los grupos ilegales. En el sector, las cifras de homicidio, extorsión y amenazas son preocupantes.