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Con majestuosidad, el Salto de Tequendama demuestra por qué es patrimonio natural de Colombia

Recientemente recibió el título por parte del Ministerio de Ambiente, lo que abre la posibilidad de recibir más intervenciones que lo posterguen.
Con el auge de los ferrocarriles en Colombia, en 1923 el presidente de la época, el general Pedro Nel Ospina, ordenó la construcción de una casona al estilo francés, destinada a ser la estación del tren del Tequendama, un lugar al que solo tenía acceso la aristocracia colombiana.
Con la desaparición de los ferrocarriles también desapareció la estación, que posteriormente pasó de ser un restaurante al abandono durante años. Esa casona de los años 20, que abrió sus puertas desde 2012, está convertida en la casa museo del salto del Tequendama tras un trabajo de reconstrucción histórica.
Pero el trabajo de recuperación no es solo arquitectónico sino ambiental. El compromiso incluye no solo el saneamiento de la catarata, también del bosque que le rodea, con una proyección de 10 años.
Para los ambientalistas, la declaratoria de patrimonio natural de Colombia por parte del Ministerio de Ambiente es importante para lograr la total recuperación ambiental de las zonas boscosas y el río Bogotá.
La cascada de más 150 metros, ubicada en el municipio de Soacha, ha sido testigo de los distintos cambios a su alrededor incluyendo la aparición de antenas. Expertos ambientalistas aseguran que estas invasiones deben ser revisadas tras declarar el lugar patrimonio natural.

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