Noticias Caracol acompañó al Ejército Nacional a una de las zonas más minadas de Colombia, ubicada en el departamento de Caquetá. Allí los uniformados operan la última tecnología para destruir artefactos explosivos sembrados por la guerrilla. Desafiando todo tipo de peligros, los soldados se juegan la vida para destruir los letales elementos.
A través de poderoso vehículos, llamados barreminas, son detectados los artefactos, que posteriormente son molidos, pero en caso de que sean muy grandes, se hacen estallar.
Los soldados trabajan con absoluto sigilo en una de las zonas más minadas del país. Ellos saben que cualquier movimiento brusco que hagan frente a una mina puede ser el último de sus vidas.
“En el momento en que esté haciendo un procedimiento y salga herido o muera, va a quedar el deber cumplido de que lo hice en bien del pueblo, en bien del país”, dice Ricardo Villalobos, experto antipexplosivos del grupo Marte de la sexta división del Ejército Nacional.
La tarea se dificulta, no solo por los escarpados terrenos, sino además porque no existe un mapa ni ninguna indicación de la ubicación de las minas antipersona. Así lo refirió un explosivista desmovilizado de las FARC que habló con Noticias Caracol. A lo largo de su accionar durante 20 años, el exguerrillero acepta no saber con precisión dónde están enterrados los miles de artefactos que ayudó a construir.
Updated: marzo 19, 2015 04:46 p. m.