Cuando aún tenía vivo el dolor de ver, a la distancia, que sepultaban el cuerpo de su mamá, el barranquillero José David Rodríguez tuvo que enfrentar otra dura prueba: su abuela, de 89 años, no pudo aguantar más y perdió la vida esperando por un test de coronavirus.
La mujer murió en la casa y él tuvo que “suplicar”, hasta por redes sociales, para que recogieran el cuerpo.
También, pidió que le realizaran pruebas a todos los que viven en su casa, ya que además de su mamá y su abuela, su papá tuvo que ser hospitalizado por COVID-19.
Sin embargo, en medio del dolor por la pérdida de sus familiares, no hay espacio para las recriminaciones.
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“No le recrimino a la vida, no le recrimino a Dios. Lo que quiero con esta tragedia que me ha pasado a mí y a mi familia es que sirva de testimonio para que a nadie le ocurra. Creo que, dentro de todo lo malo que nos ha pasado, podemos ayudar a que la gente tenga mucho más cuidado”, dijo.
El virus le quitó en pocos días a dos de sus seres más queridos, por eso les pide a todos que se cuiden: “también he tenido que entrar a las clínicas y eso adentro es horrible, tenebroso, ver a tanta gente incluso en el suelo porque no hay lugar. De verdad, que se cuiden para que no tengan que vivir esto”.