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Enfermarse en Chocó puede ser en muchos casos una sentencia de muerte, aseguran sus habitantes

Con la llegada del coronavirus quedó en evidencia la crisis hospitalaria de la red pública. Eso sumado a la indisciplina de los ciudadanos es una bomba de tiempo para la región.

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Deficiencia en la infraestructura, falta de pago al personal de la salud y escasez en insumos de protección para el personal médico y enfermeras, más la desobediencia de algunos habitantes son algunos de los factores que mantienen la salud en cuidados intensivos.

Este drama lo vive a diario el personal de la salud en el Hospital Ismael Roldán Valencia, quienes impotentes vieron morir a cuatro personas en un mismo día.

“Esos pacientes están allí en urgencias esperando una cama, si no se consigue y se complican esos pacientes se mueren”, asegura Arley Arce, médico en el Hospital Ismael Roldán Valencia.

Esta empresa social del estado es la única de primer nivel en Quibdó y atiende a unos 48.000 usuarios, no tiene morgue, tampoco una sala para atender pacientes con COVID-19 y los problemas financieros desbordan más su crisis.

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“El hospital anda en una crisis económica muy muy grande, la parte financiera del hospital es un caos”, señala Osiris Casas, directora del Ismael Roldán.

El pasado 11 de junio la Superintendencia de Salud tomó las riendas del Hospital San Francisco de Asís , el único de nivel dos en el Chocó, después de haberse entregado saneado y con más de 12 mil millones de pesos para su funcionamiento hace casi tres años. Esta vez el déficit financiero lo tenía al punto del colapso.

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“Un hospital que factura 50 mil millones de pesos al año, pero solamente recauda 30 mil. Hay un déficit cercano a los 17 mil millones de pesos, una falta de recuperación de cartera, la contratación con las EPS es terrible y eso llevó a que el hospital entrara a un déficit financiero tan alto que nos tocó hacerle intervención”, indico Fabio Aristizábal, superintendente de salud.

La saturación de pacientes que hay en la red pública y privada es crítica. En su último turno un médico atendió a 30 pacientes, 15 de ellos sospechosos de coronavirus.

Además, la falta de insumos y las remisiones atrasadas por las EPS son males de nunca acabar.

“Cuando un médico dictamina que la remisión es urgente, ¿por qué tienen que demorarse tres y cuatro días, aduciendo que están pendientes de pedir la cita?, y uno pendiente que el familiar se le está muriendo, se le está agravando”, reclama Jorge Darío Gil, habitante de Quibdó.

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Esa cruda realidad, va cobrando lentamente la vida de quienes prefieren desistir de atención en un hospital. Adolfo Valencia, sospechoso de COVID-19, fue hallado muerto por sus vecinos.

“Se le sugirió que fuéramos al hospital, pero decidió tomar otras medidas, comprarse unas inyecciones, tomarse unas pastas, tomarse algunas bebidas”, cuenta Wilman Albornoz, vecino de don Adolfo.

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El levantamiento de su cuerpo fue hecho 22 horas después del fallecimiento.

Para complicar más la situación, hoy el comandante de policía del Chocó confirmó que al menos 100 de sus hombres resultaron contagiados con COVID-19 y se tomaron 611 muestras solo en Quibdó, para descartar más casos.

En la radiografía que hace la secretaría de Salud del Chocó, la tasa de incidencia de casos de coronavirus en el territorio indica que es la más alta del país, 129 por 100.000 habitantes, y al menos 80 % de los casos son activos.

“Nosotros no necesitamos mil, dos mil camas de UCI, nosotros necesitamos cultura ciudadana que nos permita como sistema de salud responder a las necesidades de los usuarios”, indica Gloria Prado Pino, secretaria de Salud del Chocó.

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“Todo el mundo baila, bebe, fiestea, no usan los tapabocas, no hacen el lavado de manos, es un completo desorden”, subraya Arnolio Mosquera, habitante de Quibdó.

Por su parte el Gobierno Nacional con apoyo de las autoridades locales lograron hace pocos días, tener una capacidad instalada de 300 camas de hospitalización, 11 unidades de cuidado intermedio y 20 camas de UCI.

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La meta es dotar con 178 nuevas camas de hospitalización a la red pública y también 88 unidades de cuidados intensivos.

Precisamente, en su visita al Chocó la semana pasada, el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruiz, hizo un análisis de la situación en el departamento y su capital frente al COVID-19. Las cifras de contagios son preocupantes.

Aunque la letalidad en el departamento es un poco menor que la del país, las condiciones del sistema de salud siguen siendo precaria

“Tenemos una saturación ya muy importante de los servicios de salud que no tienen limitaciones”, manifiesta el funcionario.

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Mientras la administración local y el Gobierno Nacional siguen trabajando para tener las suficientes camas de hospitalización y unidades de cuidados intensivos para la región, el grupo Ospedale, con apoyo de la Superintendencia Nacional de Salud y la Fuerza Aérea, movilizaron hacia el departamento a especialistas y terapeutas capacitados para operar estos equipos.

Son 23 voluntarios de Misión Colombia, personal de las clínicas Estancia de Popayán, Rosales de Pereira, la Clínica Nuestra de Cali, Sagrado Corazón de Medellín y Juan N Corpas de Bogotá, quienes también llevan equipos como bombas de infusión, elementos de protección personal, medicamentos e insumos.

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Por su parte, el Ministerio del Interior entregó al departamento 70.677 elementos de asistencia humanitaria de emergencia y anunció la entrega de apoyos económicos.

Carlos Alberto Baena, viceministro del Interior, aseguró que a través de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo se hará el envío de 40.000 mercados, “no del mercado en físico sino del envío del dinero para que directamente la Gobernación del departamento pueda comprar aquí los alimentos y los pueda distribuir a las familias que más lo necesitan”.

Actualmente, el gobierno adelanta el proyecto de expansión del hospital de Quibdó.

“Se ha ratificado el compromiso del Ministerio de Salud para pagar las deudas atrasadas de los médicos del Hospital San Francisco de Asís, el Ismael Roldán y yo he pedido también que tengamos en cuenta los otros hospitales del departamento”, asegura Jefferson Mena, gobernador (e) de Chocó.

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Mediante el programa ‘Ayudar nos hace bien’ también se entregarán cerca de 12 mil ayudas humanitarias.

A esto se suma también inversiones en tecnología por parte del gobierno.

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“Para el Chocó se han destinado 4.600 millones de pesos para fortalecer los laboratorios de salud pública y el laboratorio de la Universidad Tecnológica del Chocó. El propósito es que cada chocoano tengo un laboratorio cerca, puesto que esto impacta la salud y la calidad de vida vamos a tener respuesta más rápido en el diagnóstico”, señala Mabel Torres, ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación.

De esta forma, el Gobierno Nacional y las autoridades locales trabajan de manera conjunta para disminuir la velocidad de contagios en el departamento, mientras tanto, la población sigue adquiriendo el virus.

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