Este Ingeniero civil aceptó el reto de trabajar por la segunda ciudad más importante del país, lanzándose como candidato con recolección de firmas por el movimiento Creemos.
Tiene 40 años, nació en Medellín y se crio en el barrio Belén Alameda, de donde tiene los mejores recuerdos. Su padre es de Armenia y su mamá, quien falleció recientemente, era de Pereira. Está casado con Margarita y tiene dos hijos: Pedro y Emilio, de cuatro y siete años respectivamente. Tiene dos hermanas, una mayor, Catalina; y otra menor, Juliana, con quienes tiene una muy buena relación familiar, “nos queremos mucho”, afirma sin dudarlo.
Este Ingeniero civil de la Universidad de Medellín, con una especialización en Alta Gerencia y Estudios Políticos, ya ha trabajado en el sector público: con menos de 30 años llegó al Concejo de Medellín en el 2004 y en el 2007 sacó la mayor votación para un segundo periodo con 14.000 votos.
Tampoco es la primera vez que aspiraba a ser alcalde, ya lo había intentado en las anteriores elecciones, en las que obtuvo 120 mil votos, por lo que decidió seguir trabajando en su proyecto político y social por la ciudad.
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Se considera un paisa común y corriente, de esos trabajadores, con largas jornadas en las que se levanta antes de las cinco de la mañana y se acuesta pasada la media noche.
Como un buen paisa que dice ser le encanta la bandeja paisa, sin embargo asegura que las pastas son su comida favorita, “incluso cocino, pero soy malito pa´ lavar platos”, afirma con gracia.
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Es hincha del Atlético Nacional, aunque resalta que no se considera un fanático. Dice que su mayor cualidad es saber escuchar y su principal defecto es que es muy perfeccionista. Las injusticias y el maltrato le sacan la rabia y no le gusta que otros abusen del poder.
Pasar tiempo con su familia y hacer ejercicio, especialmente trotar y montar en bicicleta, es su principal hobbie. En cuanto a gustos musicales, le gusta el vallenato de Pipe Pelaez y entre sus autores favoritos está Ken Follett, un escritor británico de novelas de suspenso.
Admira a Leoluca Orlando, un político italiano que ha sido alcalde de Palermo, la capital de Sicilia y ha sido reconocido como un gran opositor a la mafia. Orlando invitó al nuevo alcalde de Medellín al congreso de lucha contra el crimen organizado en noviembre pasado para compartir experiencias de seguridad.
Como anécdota de su campaña recuerda que en alguna ocasión se le acercaron unos niños a decirle que votarían por él y aprovecha para recordar que la niñez será una de las comunidades a las que les prestará particular atención.
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El lugar que menos le agrada de Medellín es una zona donde hay alta concentración de prostitución infantil.
El nuevo alcalde de Medellín tiene claro que en materia de movilidad no le dará continuidad a Parques del río, piensa construir el tranvía de la 80, no acabará con la medida de pico y placa, construirá más metrocables y seguirá peatonalizando el centro.
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No le gusta la privatización, mantendrá la calidad de entidades públicas para instituciones como EPM, y Metrosalud. Gutiérrez dice soñar con una Medellín justa, segura, y llena de oportunidades. Repetidamente ha dicho que su interés es trabajar por la ciudad, sin necesidad de ganar premios.
Con respecto a los diálogos de paz en La Habana dice que no le cree a las FARC.
El primer acto administrativo será un consejo de seguridad para tomar las riendas de Medellín.
Y les da un parte de tranquilidad a los actuales empleados de la alcaldía, pues asegura que “la gente que ha hecho bien su tarea no sólo debe quedar ahí sino que debe ascender, porque yo creo mucho en la meritocracia”.
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