Las autoridades carcelarias le restringieron a Marta Álvarez, durante el tiempo que permaneció presa, el derecho a la visita conyugal.
“Para mi estaba prohibido amar. Teníamos que reprimir el deseo de dar un beso cuando nos visitaban porque estaba prohibido", cuenta.
En su lucha por la igualdad, acudió a todas las instancias judiciales en Colombia, pero tuvo que ir hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para reivindicar sus derechos y los de personas como ella.
“Que el calabozo por un beso, y los traslados por solicitar la visita íntima o por tener una novia en el patio, sean cosa del pasado y que ese pasado no se vuelva a repetir", pide.
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Tras 23 años de constantes luchas y después de 14 años de quedar en libertad, la CIDH ordenó al Gobierno colombiano ofrecer perdón por los actos discriminatorios contra ella y su pareja.
"El Estado le pide perdón, acogiendo las recomendaciones del informe de fondo 314 proferido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tras haberle negado el derecho a la visita íntima en razón de su orientación sexual. Fue de por sí un hecho de discriminación extrema", expresó Enrique Gil Botero, ministro de Justicia.
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Después de luchar por la reivindicación y respeto por la comunidad LGBTI, Marta Álvarez rehízo su vida en Estados Unidos. Es técnica en farmacia y vive junto a su cónyuge, la misma a la que las autoridades carcelarias le prohibieron amar.
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