Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Push Noticias Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
Ahora no
Activar

Publicidad

El bombazo en el DAS y otros crueles atentados de Pablo Escobar: más de 46.000 víctimas en Colombia

El ambiente en Medellín, en las décadas de 1980 y 1990, era el de una ciudad amedrentada por el sonido de las bombas y las balas. Bogotá también se convirtió en blanco de los atentados de Pablo Escobar. Este es el relato de los sobrevivientes.

Pablo Escobar “intimidó a la justicia, intimidó al Estado, intimido al país, intimidó a la sociedad, cambió los valores e inclusive ahora, tanto tiempo después, las víctimas seguimos reclamando verdadera justicia y a nadie le importa”. Lo dice Ricardo Medina Giraldo, hijo del magistrado Álvaro Medina Ochoa, una de las cientos de miles de víctimas del jefe del Cartel de Medellín.

Precisamente, la capital antioqueña y Bogotá fueron blanco de las bombas y los ataques sicariales del capo de capos.

Atentados en Bogotá


El 5 de abril de 1993 un carro bomba estalló frente al Centro 93. La revista Semana publicó una foto en la que se ve a Tito Melo cargando a un niño herido, Andrés Felipe Pinto, quien en ese entonces tenía 2 años y se encontraba en un vehículo con su abuela, un hermano de ella y un tío, justo al lado de donde estaba el artefacto explosivo. El menor de edad sufrió graves heridas en la cara y perdió un ojo.

Andrés cuenta que para él "ese día no está en mi cabeza, no tengo ningún recuerdo de ese día en mi cabeza. Lo que sé en este momento es por lo que me han contado mis papás, por los videos que he visto, las noticias, pero de ese día no tengo ningún recuerdo".

Los padres se habían bajado hacía poco del carro y al regresar no lo hallaron. Después se encontraron con sus familiares muertos, pero el bebé no estaba.

Publicidad

Tito Melo fue el hombre que, en medio de las llamas y el caos, auxilió a Andrés Felipe al recogerlo del piso y trasladarlo a la Clínica del Country.

"Es una persona maravillosa, lo queremos mucho en la familia. Mucho tiempo después de la bomba nos vinimos a encontrar y ahora hace parte de la familia. Nos encontramos a cada rato, nos llamamos el día del cumpleaños", afirma Andrés.

Publicidad

El saldo de ese atentado fue de 8 muertos y 242 heridos. Pero antes de ellos, cientos de personas cayeron en los ataques terroristas de Pablo Escobar.

Uno de los más desconcertantes se dio en el aire, cuando hicieron estallar una bomba en un avión de pasajeros de la aerolínea Avianca. En el hecho murieron 101 pasajeros, 6 tripulantes y 3 personas que caminaban por la zona.

Gonzalo Enrique Rojas tenía 10 años entonces y su padre, Gonzalo Rojas, era uno de los pasajeros del vuelo.

"Mis papás eran separados y yo ese día iba al colegio. Eso era un lunes en la mañana. Mi mamá en esa mañana me llevó al colegio, pero ninguno de los dos sabíamos lo que había ocurrido. Cuando sale del colegio (la señora) prende las noticias y hay noticias de la explosión del avión. Ella sí sabía de mi papá y enseguida llama a la casa de mis abuelos a preguntar si mi papá había viajado y ellos le dicen que sí”, rememora.

La madre de Gonzalo volvió al colegio y habló con la directora, quien “me saca de clase en ese momento y me cuenta que mi papá había tenido un accidente. Me encuentro con mi mamá y mi abuela que habían ido y me sacan del colegio. Vamos a la casa de mis abuelos y empezamos a ver todas las noticias de lo que estaba ocurriendo en ese momento”, dice.

Publicidad

Gonzalo y otras 109 familias aún piden justicia porque dicen que hay muchas personas que, para ellos, serían responsables y que no han rendido cuentas ante la ley.

"El Cartel de Medellín tenía vínculos que permearon todos los sectores de la sociedad en el país. En el ámbito político, en el ámbito de la seguridad nacional, en el social también, y en ese orden de ideas la planeación y ejecución del atentado del avión de Avianca requirió de información específica de inteligencia, como por ejemplo saber que en ese vuelo iba a viajar el entonces candidato César Gaviria para Cali, y esa información solamente la tenía el DAS, y muy posiblemente también pudo haber participado por omisión o acción en esta ejecución del atentado", afirma.

Publicidad

Nueve días después del atentado al avión de Avianca, el Cartel de Medellín volvió a golpear a Bogotá. El 6 de diciembre de 1989, a las 6:30 de la mañana, un carro cargado con 500 kilos de explosivos fue lanzado contra la edificación del DAS. Murieron 63 personas.

María Elena González trabajaba allí y ese día fue con su hijo de 10 años, William Andrés Ortiz, a quien dejó en una cafetería frente al edificio mientras ella iba a la oficina.

“Estalló la bomba. Entonces yo sentí algo muy raro que me sacó de la puerta. Cuando yo salía fue cuando explotó más fuerte", cuenta ella.

La explosión que destruyó el edificio dejó un cráter de 4 metros de profundidad y 13 metros de diámetro.

Publicidad

“Yo estaba afuera llorando cuando empezaron a salir mis compañeros muy mal heridos, llenos de sangre, llorando, fue muy difícil en ese momento para todos”, dice María Elena.

Su hijo William aguardaba afuera con la esperanza de verla salir con vida. Cuando al fin se dio el momento fue como “volver a nacer, volver a vivir, volver a como resetearse uno... es otra oportunidad más en esta tierra”, afirma él.

Atentados en Medellín


Durante las décadas de 1980 y 1990 la ciudad vivía amedrentada por el sonido de las bombas y las balas.

Publicidad

La noche del 8 abril de 1985, a la entrada de su casa del barrio La Floresta, en el occidente de Medellín, fue acribillado el magistrado Álvaro Medina bajo la mirada de su esposa y su hijo Ricardo, que para entonces tenía 7 años.

“Vi desde la ventana”, dice el hijo del magistrado, que observó cómo sujetos armados llegaron “y no dijeron nada, simplemente empezaron a disparar y ahí fue donde lo acribillaron y terminaron su vida”.

Su padre fue quien ordenó las primeras capturas contra Pablo Escobar y el Cartel de Medellín. “A partir de ese momento recibimos amenazas durante un año, en ese tiempo yo tenía 7 años y mi hermano 2”, dice Ricardo.

El 28 de junio de 1990, luego de que el Cartel de Medellín declarara la guerra al gobierno, un carro bomba estalló cerca de San Juan, dejando decenas de víctimas. Entre los muertos estaba la barranquillera Miriam Naza, una locutora de Caracol conocida en el medio como la voz más linda del país.

Publicidad

“Ella se había despedido el día anterior de mí porque se iba para Barranquilla y la encuentro vuelta pedazos”, afirmó Rodrigo Martínez, periodista judicial y amigo de la víctima de Pablo Escobar.

En un lote del barrio El Poblado, donde estaba el edificio Mónaco, una de las residencias de Pablo Escobar, lo que permanece en pie es un muro de 70 metros con el que se le rinde homenaje a por lo menos 46.612 víctimas que dejó el narcotráfico en Colombia, en la época del patrón. Por ejemplo, las bombas del 12 de noviembre de 1990 y las del 4 de febrero, y del 8 y 17 de abril de 1991.

Publicidad

Otros temas del especial Pablo Escobar, 30 años de su caída:

  • Publicidad