Los pequeños que viven en la parte alta de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá, han encontrado en la cancha Juanchito Pin Pon una forma de divertirse y seguir soñando en grande.
Se reúnen a altas horas de la noche y no les importa que llegue la madrugada con tal de aprender tácticas de microfútbol y, sobre todo, una forma de olvidar sus problemas.
“Aquí tenemos niños del conflicto armado, niños con situaciones complicadas en sus hogares a raíz de la pandemia, tantas cosas problemáticas que vamos solucionando. Es un escape para los niños”, explica una de las gestoras.
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En la cancha de Juanchito Pin Pon entrenan más de 80 niños, varios de ellos que ven en el fútbol y en los jugadores un ejemplo de perseverancia que los lleve a ser grandes deportistas y, sobre todo, buenas personas.
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Esperan que esta cuna de talentos del microfútbol sea vista por patrocinadores que les permitan tener uniformes, balones y otros utensilios que les permitan seguir haciendo actividades sanas.