Con una profunda convicción varios habitantes de Medellín encendieron la luz de la esperanza y la reconciliación. En un mismo espacio convergieron distintos puntos de vista dentro del respeto.
“Que no haya más violencia en nuestro país y en la ciudad, vemos que nos estamos matando unos con otros, vemos que la Policía Nacional también son civiles, tienen una familia”, exclamó Jorge Alberto Echeverry, líder de la comuna Santa Cruz.
En las calles el himno patrio retumbó junto a las cacerolas como signo de inconformidad y en clamor por un mejor país.
A las afueras de entidades vandalizadas durante las manifestaciones, como una de las sedes de la Personería de Medellín, hubo espacio para un acto de reparación por parte de comunidades indígenas. Allí el mensaje partió desde la riqueza cultural colombiana.
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“La no violencia, el proceso sistemático de persecución y muerte a nuestras autoridades tradicionales, no más muerte, no más corrupción, invitamos a la cultura de la vida, invitamos a la cultura de vivir bien”, manifestó José Alberto Muyuy, gobernador indígena.
“Le hemos pedido a la fuerza pública que no haya represiones contra la protesta pacífica, pero también hemos pedido a los marchistas que no se cometan actos de vandalismo”, indicó William Yeffer Vivas Lloreda, personero de Medellín.
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Las calles del Urabá antioqueño fueron escenario de manifestaciones de unidad y reconciliación. Asistentes entonaron cantos religiosos y el himno nacional en señal de solidaridad con las víctimas y rechazo por todos los hechos violentos sucedidos desde el país.
“Aún tenemos la fortuna de manifestarnos pacíficamente, estamos en rechazo de los actos acontecidos en los últimos días, y le pedimos al gobierno un cese al fuego, que no haya más derramamiento de sangre y no se vulnere más los derechos humanos”, Daniela Gómez Espriella, directora de colectivo juvenil
El mismo panorama se repitió en varios municipios del departamento, donde primó el mensaje social.