Bucaramanga cumplió dos meses de crisis hospitalaria, no hay UCI disponible y escasean medicamentos esenciales para tratar el COVID-19, enfermedad que según el reporte más reciente de Minsalud cobró la vida del periodista santandereano Orlando Cancelado, que se hizo famoso por sostener una transmisión de televisión en vivo mientras un fuerte sismo sacudía al oriente y centro del país en 2015, y de otros 38 habitantes de esa región.
En carpas hospitalarias improvisadas por la crisis del coronavirus, 18 pacientes batallan para superar la enfermedad y más de la mitad requiere una UCI, pero no hay disponibles.
“Cuando llegan graves, necesitan máscaras con oxígeno de alto flujo, tienen sensación de ahogamiento, desesperados”, cuenta Juan Francisco Balaguera, enfermero encargado de entender en el área COVID del Hospital Universitario de Santander.
Ese es el principal hospital público del departamento, desde hace dos meses escasean insumos y su ocupación UCI permanece en el 97 por ciento, igual que en los otros siete centros médicos de la capital, Bucaramanga.
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“En general hay escasez de todos los sedantes hay escasez, opioides; todos los medicamentos que se requieren para sedación, es difícil de conseguirlos”, dice Carlos Ibarra, subgerente de servicios médicos del hospital.
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En Bucaramanga, el personal médico dice estar agobiado por la indisciplina social y las aglomeraciones, que tienen disparados los casos.
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“El agotamiento de nosotros es demasiado, no solo es el trabajo, sino ver sufrir gente, acá uno ve mucho sufrimiento”, afirma Balaguera.
“Alarmante ver que la población de adultos jóvenes y adultos medios, en edad de 20 y 44 años, son quienes suman el mayor número de casos, en este caso del 52 por ciento, con más de 18 mil casos activos”, revela Mario Castillo, médico de la Clínica Cardiovascular.