El COVID-19 cobró la vida de uno de los más destacados periodistas deportivos de Santander, Ángel Oswaldo Contreras.
Falleció tras batallar por dos meses contra el virus en una unidad de cuidados intensivos.
Sus compañeros del periódico Vanguardia lo recuerdan como una persona sensible y un profesional disciplinado.
“La huella que deja Oswaldo es imborrable porque fue un hombre entregado al periodismo deportivo, apasionado como pocos, sobre todo del ciclismo”, recordó con cariño su colega Néstor González.
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En Cúcuta murió el padre Eloy Mora, que permaneció dos semanas en la unidad de cuidados intensivos.
Había ocupado múltiples cargos como vicario general, vicario pastoral, director de catequesis, párroco y administrador diocesano.
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El padre Fabián Stapper destacó su labor como “director de la Fundación Barco para ayudar a los niños, a los jóvenes, a los desplazados, a las personas vulnerables. También perteneció a la Academia de Historia de Norte de Santander, un hombre leído, intelectual, brillante, muy humilde y con un espíritu de servicio”.
En Santa Marta, el COVID-19 también acabó con la vida de otro líder de la Iglesia católica, el padre Luis Alfonso Valencia Herrera, que tenía 54 años.
El sacerdote era el párroco de la iglesia del corregimiento de Taganga y desde diciembre pasado fue internado en una UCI de una clínica privada de la capital del Magdalena, donde falleció.
De otro lado en Antioquia, hay luto por la muerte del sacerdote Constantino Gutiérrez, director del Departamento de Etnias del Episcopado colombiano, también víctima de la pandemia.
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Gutiérrez, de los Padres Misioneros Javerianos de Yarumal, estuvo varios días hospitalizado y su deceso se produjo el pasado 7 de febrero.