Un video muestra cómo el lodo, las piedras y troncos destruyeron en segundos su fundación. El cuidador del lugar se trepó a un árbol de limón.
Los 43 jóvenes vieron impotentes y con tristeza cómo la empalizada arrasó “con las máquinas de la panadería, con los televisores, con la piscina, con todo”.
Antonio Tavera, cuidador y que no alcanzó a salir de su habitación, fue arrastrado por la corriente. No obstante, logró subirse a un árbol, donde permaneció por más de 2 horas creyendo, según sus propias palabras, que iba a morir.
Los jóvenes ahora están hacinados en una sede de la Fundación Minca Roca. Su director, Camilo Hernández, pide ayuda del Gobierno.
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“Hay muchos muchachos que se benefician de ese programa, que no tienen recursos para pagar un tratamiento”, aseguró.
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