El caso del doctor José Julián Bulevas en Barranquilla se suma a una serie de amenazas que se propagaron a la misma velocidad que la pandemia del coronavirus.
Uno de los casos que generó indignación en el país fue el de un médico en Bogotá, en un conjunto residencial, donde dejaron un escrito en su pared: “si no se va matamos a su esposa e hijos”.
O un galeno que tuvo que desvestirse para poder entrar a un supermercado en Barranquilla.
Un caso reciente fue el de Adriana Carmona, exgerente del Hospital de Silvania, que tuvo que renunciar luego de que le dijeran que la iban a asesinar.
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Jorge Salazar, jefe de UCI de la Clínica Colombia en Cali, afirma que en más de una ocasión, cuando su personal ha tenido que hablar con el familiar de un paciente, “lo reciben con tres piedras en la mano, agresivos, completamente demandantes, le gritan, lo tratan mal, lo humillan y lo agreden de palabra”.
Virgil Carvallo, presidente de la Asociación Colombiana de Medicina Interna, dice que las agresiones son verbales y físicas.
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Y aseguran que la desinformación está causando más estragos que el mismo COVID-19.
“Hace poco éramos héroes y ahora somos villanos, no sé cómo sucedió esta situación, realmente el personal de la salud está desmotivado ante esta serie de eventos”, sostuvo Carvallo.
Carlos Negret, defensor del Pueblo, reveló que ha recibido 88 quejas de personal de la salud y “8 son por amenazas que hemos tramitado ante las autoridades como la Fiscalía General”.