Pese a las críticas y la polémica surgida por permitir el partido Junior-River Plate en Barranquilla, que se jugó en medio de una batalla campal a las afueras del estadio, no se canceló el encuentro por la Copa Libertadores que disputarán América de Cali y Atlético Minerio de Brasil.
El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, explicó por qué no canceló el juego del miércoles.
“No podemos poner el vandalismo en cabeza del fútbol o en cabeza de un evento, o en cabeza de la autoridad. El vandalismo ocurre porque alguien decide vandalizar algo, porque alguien decide tomar una piedra o lanzar una bomba incendiaria; entonces, no podemos dejar de actuar o dejar que la gente salga a trabajar o jugar un partido porque es un trabajo, es una industria que genera empleo”, dijo.
Norman Alarcón, miembro del comité departamental del paro, señaló que el miércoles se “programó una movilización pacífica y civilizada y así la hicimos. Hubo otros grupos que estaban en la protesta por ese partido de fútbol”.
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El coronel Carlos Julio Cabrera, subcomandante de la Policía en Barranquilla, dijo que los vándalos “causaron daños a infraestructura como una estación de servicio, un local comercial, un supermercado también, unos cajeros automáticos y un paradero de Transmetro”.