En el departamento del Huila hay nueve puntos de incendios y siete de ellos ya están controlados; los otros dos siguen activos. Cerca de 13.000 hectáreas de bosques nativos y también reservas naturales, flora y fauna silvestre fueron consumidas por las llamas.
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El municipio de Palermo ha sido fuertemente afectado, por lo que las autoridades han generado un operativo bastante contundente de la mano con las comunidades para poder mitigar las llamas y que éstas no sigan expandiéndose.
En total son 30 los municipios impactados en el Huila a causa de los incendios forestales
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Kleiver Oviedo, alcalde de Palermo, manifestó: “Los siete focos, aparentemente, están controlados. Nos preocupa mucho el viento que está haciendo, porque eso puede generar de nuevo que vuelva a revivir alguno de los focos como tal, después de diez días que hemos volteado tanto y trabajado tanto casi sin dormir”.
Por aire y tierra, las autoridades no paran las acciones para controlar los incendios.
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María Fernanda Gasca, de Enlace Municipal de Gestión del Riesgo, señaló que “se está realizando un censo de estas familias afectadas, y no solamente fueron familias, también fueron unidades habitacionales afectadas”.
El fuego ha destruido el bosque seco tropical de Aipe, Huila. Cerros consumidos por las llamas dan cuenta de semejante devastación.
“Tenemos árboles de caracolí, árboles de guásimo, que también han sido consumidos, al igual que animales que han muerto o que han perdido su hábitat, como el venado. Aquí es una zona donde tenemos todavía venados, tenemos armadillos y tenemos un cerdo silvestre que aquí en la zona se conoce normalmente como cajuche”, explicó Jaime Garzón, secretario de Gobierno de Aipe.
Ahora comienza la rehabilitación y reconstrucción de lo que el fuego se llevó: miles de hectáreas de bosques, cultivos e infraestructura.
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Policía antinarcóticos trata de extinguir el fuego desde helicópteros y aviones
La Policía antinarcóticos dispuso de tres helicópteros y dos aviones para apoyar la tarea de extinción de incendios en el Huila.
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Al monstruo de enormes columnas de humo que envuelve montañas enteras se enfrentan las cinco aeronaves de la Policía antinarcóticos.
Desde el aire se ve cómo la tragedia se ha extendido en los municipios de Aipe y Palermo, pero también cómo los helicópteros UH-60 Black Hawk y aviones AT-802 descargan su máxima potencia de agua sobre una tierra que arde a 39 grados centígrados.
El coronel Carlos Téllez, comandante de la Policía del Huila, dio su parte de los operativos aéreos: “114 descargas hemos realizado a través de 42 horas de vuelo, pudiendo descargar cerca de los 76.000 galones de agua”.
Entre 500 y 800 galones de agua caen desde el aire con cada descarga y así la operación se repite por horas. En el receso, el comandante de la misión cuenta las maniobras extremas que deben realizar en medio de difíciles condiciones climáticas y ambientales.
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“Primero, la temperatura limita los motores de los helicópteros, entonces ya las descargas y los helicópteros prácticamente van a un límite operacional de temperatura en los motores”, explicó el coronel Ariel Rodríguez, comandante Misión Aérea de Extinción de Incendios de la Policía.
La potencia del Black Hawk, el impacto de las ráfagas de viento y la fuerza de las descargas de agua sacuden las aeronaves, una operación riesgosa, pero corta, que requiere de toda la pericia de sus pilotos.
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“Obstáculos, cuerdas, vientos, zona montañosa... es por eso que es una operación que se debe realizar con muchísima precaución. Las descargas son relativamente rápidas, dependiendo del terreno. La descarga se hace en siete segundos”, complementó el coronel Luis Carrero, piloto de la Policía Nacional.
Por su parte, el coronel Alexander Castillo, comandante Policía Región Nro 2, adujo que sus hombres “han sido efectivos porque en el caso de Aipe y Palermo hemos logrado contener y eso nos ha permitido concentrarnos en algunos otros sitios”.
Así está la situación en Natagaima, Tolima
Las llamas no dan tregua en Natagaima, Tolima. Con el paso de las horas, la Cordillera Oriental se cubrió de humo.
Para llegar al lugar de la emergencia es necesario atravesar el río Magdalena y emprender un recorrido de casi tres horas en moto y luego a pie, hasta la parte alta de la montaña.
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El agreste terreno obliga a los lugareños a llevar el agua para contener el fuego en tractores cargados de canecas, en un esfuerzo gigantesco para ellos, pero pequeño frente a la emergencia.
José García, veterinario, expresó: “El agua está muy retirada de donde está el problema. Estamos tratando de hacer camino para poder ingresar al sitio para llevar agua”.
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En la parte alta de la vereda el fuego llega muy cerca de las viviendas cercanas.
Carlos Ardila, gobernador indígena del Resguardo Batea, adujo que “van consumidas más de 2.000 mil hectáreas. La afectación ha sido bastante. A muchos propietarios de las fincas se les quemó totalmente el pasto y están pensando en los animales que quedaron sin comida. Tenemos ya compañeros enfermos y deshidratados”.
Las familias siguen luchando contra el fuego que ya llegó a la planicie del municipio y, con la caída de la noche, los trabajos se hacen más complejos.
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