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¿Por qué se están muriendo los manatíes antillanos en Santander?

Dos ejemplares del herbívoro más grande del mundo, que está en vía de extinción, fueron hallados con pocos días de diferencia en la ciénaga de Paredes.

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Esta inmensa ciénaga en Puerto Wilches, Santander, es reconocida como un pequeño mar interior de agua dulce para sus habitantes.

En estas aguas sobrevive el manatí antillano, una especie en vía de extinción.

Se calcula que allí habitan unos 35 ejemplares de estos mamíferos bellos y gigantes que los habitantes de la región cuidan con celo.

Sin embargo, la noticia de dos ejemplares muertos los tiene con un mal sabor.

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“Estamos consternados todos por la muerte de dos ejemplares en dos meses, los hemos venido cuidando por más de 30 años y hoy prácticamente se está muriendo casi un familiar, casi un hijo, un hermano”, dice José Manuel Zapata, líder ancestral y miembro de la Fundación Proecomanatí.

  • El primero era un macho joven, apareció flotando en las aguas de la ciénaga el 12 de abril.
  • El segundo ejemplar fue hallado muerto el pasado 18 de mayo, era una hembra de gran tamaño, 2,83 metros.

“Ellos ayudan a mantener limpios los canales por donde corren las aguas; su dieta principal a base de hiervas y plantas acuáticas ayudan al ciclo del carbono dentro de estos ecosistemas”, explica James Murillo, director ejecutivo de Cabildo Verde.

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Y agrega: “Esta especie tiene, además, unas características que lo han condenado a peligro de extinción. Por ejemplo, su baja tasa de natalidad, su gestación dura trece meses, dura más de dos años en lactancia, significa eso que no pueden embarazarse”.

Son animales longevos, un manatí puede vivir hasta 60 años en vida libre. Es por eso que la muerte de los dos es un mal síntoma que deja ver una ciénaga que se está enfermando de muerte.

Y es que las amenazas a estos cuerpos de agua provienen de megacultivos de palma africana y arroz que necesitan grandes cantidades de químicos que terminan en la afluente. Asimismo, la cría acelerada de ganado y búfalos, estos últimos reconocidos como importantes depredadores de los ecosistemas.

Hoy, la comunidad llora la muerte de estos dos gigantes acuáticos y quiere conocer qué la provocó para que el manatí no terminé siendo una leyenda más de nuestros pueblos.

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