Gracias a su cercanía con la gente se ha saltado y cambiado algunas reglas establecidas por la iglesia.
Romper el protocolo representa para el pontífice una especie de filosofía, así lo ve su amigo el cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá.
“Indudablemente el papa tiene un sentido de que primero es la persona, primero es el ser humano que el protocolo, o que las normas, y eso lo tiene muy claro. Las leyes se hicieron para favorecer al ser humano y no para acabar con el ser humano”.