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¿Quién es la jueza del caso Uribe? Los episodios de proceso que mostraron talante de Sandra Heredia

La jueza Sandra Heredia, al comienzo de la lectura del fallo, dijo que la justicia "no se arrodilla ante el poder".

Jueza Sandra Heredia
Jueza Sandra Heredia.

Sandra Liliana Heredia, la jueza que ha llevado el caso del expresidente Álvaro Uribe Vélez por presunto fraude procesal y soborno, se ha convertido en una de las protagonistas indiscutibles de un proceso judicial que marca un hito en la historia de Colombia. Heredia, quien pasó de atender casos de violencia sexual en Bogotá a ser la encargada de dar un veredicto en uno de los juicios más importantes del país, ha demostrado un talante y una firmeza que han sido objeto de análisis. Durante el comienzo de la lectura del fallo, manifestó que Justicia "no se arrodilla ante el poder".

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(Le recomendamos: siga en vivo la lectura del fallo en caso Álvaro Uribe)

Y agregó: "El derecho no puede temblar frente el ruido y la justicia no se arrodilla ante el poder. La justicia como (la diosa griega) Temis no ve nombres, ni cargos, ni estaturas porque su mirada está enfocada exclusivamente en la verdad jurídica y en el deber ético de resolver conforme a la ley y la conciencia".

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Hasta hace apenas seis meses, la jueza Sandra Liliana Heredia era una figura desconocida para la mayoría de los colombianos. Su trabajo se centraba en el Juzgado 44 Penal del Circuito de Bogotá, donde manejaba casos de robos, lesiones personales y homicidios.
Sin embargo, su reconocimiento crecía al interior de la Rama Judicial por su sensibilidad y enfoque de género en casos de violencia sexual y feminicidios.

La suerte quiso que el juicio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez cayera por sorteo en su despacho. De ser una discreta funcionaria judicial con más de 30 años de carrera, Sandra Liliana Heredia, oriunda de Alpujarra, Tolima, pasó a encabezar los titulares de la prensa nacional. Su misión: sentar un veredicto en un juicio que, después de siete años de un accidentado proceso judicial a punto de prescribir, parecía imposible.

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Para poder cumplir con los términos y evitar la prescripción, la jueza Heredia impuso un estricto cronograma de trabajo: cuatro días a la semana, de lunes a viernes (exceptuando los miércoles, dedicados a delitos sexuales con víctimas menores de edad o procesados privados de la libertad), de 8:30 de la mañana a 5:00 de la tarde. Esta regla fue vigilada con severidad y le ocasionó varios choques con las partes, especialmente con la defensa del expresidente Uribe.

Uno de los episodios más mediáticos ocurrió cuando la defensa de Uribe solicitó aplazar el contrainterrogatorio a Juan Guillermo Monsalve, el testigo clave del caso, debido a que el expresidente tenía otra audiencia. La jueza Heredia se mantuvo firme en su decisión, argumentando que la audiencia había sido fijada con suficiente antelación y que el procesado tenía el deber de respetar la administración de justicia. Este incidente generó un tenso intercambio de palabras en la sala, donde incluso el expresidente Uribe manifestó su preocupación, calificando la situación de "muy grave".

La jueza Heredia explicó que la otra audiencia del expresidente debió haber sido informada desde que se fijó el cronograma del juicio. A pesar de la insistencia de la defensa, la jueza no reconsideró su postura, enfatizando que el procesado tiene derechos y deberes, y que uno de ellos es respetar el cronograma judicial.

Las inconformidades de la defensa se consignaron en tutelas y recursos que se tramitaron paralelamente al juicio, sin mayores interrupciones. El único recurso que logró suspender el juicio durante siete días fue una recusación, con la que la defensa de Uribe pretendía apartar a la jueza del caso por una supuesta vulneración de garantías. Sin embargo, la recusación fue negada de fondo con un pronunciamiento que legitimó aún más el papel de Sandra Heredia, al señalar que "el actuar de la juez estuvo encaminado a garantizar un trato igualitario a las partes".

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Desde el primer momento, la jueza mostró su temple no solo con la defensa, sino con las demás partes: la Procuraduría, la Fiscalía e incluso las presuntas víctimas. En un rifirrafe por el aplazamiento de la declaración de un testigo, la jueza Heredia mantuvo el control, evitando que el juicio se convirtiera en un espacio de réplicas innecesarias.

Los choques con las partes

Su fuerte carácter le permitió mantener el control del juicio, evitar dilaciones y disuadir los choques entre las partes. En uno de los episodios más recordados, la jueza "jaló las orejas" al exfiscal Eduardo Montealegre y al expresidente Álvaro Uribe, recordándoles la importancia de respetar el debido proceso y la presunción de inocencia. "Señor Uribe, su situación jurídica no va a ser resuelta ni por el doctor Montealegre ni por el doctor Cepeda ni por quienes lo tildan de condenado. Sino que está en manos de una funcionaria pública, que en este evento me correspondió adelantar su proceso y que estoy alejada completamente de cualquier interés en que se le denomine de esa manera. Usted, como lo he indicado en todas las audiencias, es inocente y así lo será hasta el final del proceso hasta cuando la Fiscalía logre derruir la presunción de inocencia. Pero hasta este momento usted es inocente y así deberá seguir tratándosele como una persona inocente", sentenció.

Con firmeza, Sandra Heredia también puso en cintura a un testigo que no quería someterse a una técnica de interrogatorio que exige respuestas de "sí" o "no", recordándole que no estaba allí para imponer condiciones. Incluso los asistentes despistados en la sala recibieron su regaño, al pedirles silencio y respeto por la persona que estaba hablando.

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La Fiscalía llevó al estrado a 37 testigos y la defensa a 55. Para escucharlos a todos, la jueza exigió una programación estricta, advirtiendo que, de no ser así, el proceso se extendería hasta la Navidad.

A pesar de los choques, las partes, incluyendo la defensa del expresidente Álvaro Uribe, terminaron siendo enfáticas en afirmar que confían en la independencia de la jueza Heredia. Sus actuaciones durante el juicio hablan por sí solas de quién es Sandra Heredia: una jueza que, desde la discreción de los delitos sexuales, asumió la enorme responsabilidad de dar un veredicto en el juicio más importante de las últimas décadas en Colombia.

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