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Santa Laura llega a los altares

Santa Laura
Santa Laura

 
Al proclamar tres nuevos santos en el mundo, el sumo pontífice hizo votos para que los colombianos, inspirados en santa Laura, busquen la paz.

"Que inspirados en el ejemplo de concordia y reconciliación de la madre Laura Montoya, los amados hijos de Colombia continúen trabajando por la paz y el justo desarrollo de su Patria", sostuvo el papa Francisco durante el rezo del Regina Coeli, que sustituye al ángelus durante el tiempo de pascua.
El obispo de Roma también abogó para que, por intercesión de la madre Laura, el Señor conceda "un nuevo impulso misionero y evangelizador a la Iglesia".
Nuevos santos
Francisco proclamó este domingo a los primeros santos de su pontificado: la madre Laura, la madre Lupita y 800 mártires italianos asesinados en 1480 a manos de los otomanos.
El anuncio se dio a las 09:40 a.m., hora italiana (2:40 a.m., hora colombiana).<>
"Santa Laura Montoya fue instrumento de evangelización", dijo el papa. "Se hizo toda a todos", añadió. Según Francisco, "sus hijas espirituales viven y llevan el Evangelio a los lugares más recónditos y necesitados".
"Esta primera santa nacida en la hermosa tierra colombiana  nos enseña a comunicar la fe, a irradiar la vida del Evangelio en cualquier lugar donde estemos. Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, acogiendo a todos sin prejuicios ni reticencias, con auténtico amor, dándoles lo mejor de nosotros mismos y, sobre todo, compartiendo con ellos lo más valioso que tenemos: Cristo y su Evangelio", subrayó, en medio de aplausos.
La ceremonia
A las 2:30 a.m., hora de Colombia, se dio inicio a la celebración del rito de la canonización, con la bendición del papa Francisco.
Miles de personas asistieron en la plaza de San Pedro a la misa en la que el papa proclamó santos a la colombiana Laura Montoya Upegui (1874-1949), la mexicanaGuadalupe García Zavala (1878-1963) y 800 mártires italianos.
En la fachada principal de la basílica de San Pedro, colgaban dos grandes retratos de las dos monjas latinoamericanas y un tapiz que representa a los italianos, conocidos como mártires de Otranto, la ciudad sureña donde fueron asesinados. <>
La fecha de canonización de las dos religiosas latinoamericanas y de los mártires italianos la fijó Benedicto XVI el pasado 11 de febrero, en el mismo consistorio de cardenales en el que anunció que renunciaría al papado el 28 de febrero siguiente, por lo que están considerados los primeros del papa Francisco y los últimos del papa Ratzinger.
Las delegaciones
A la ceremonia asistió una delegación oficial de Colombia encabezada por el presidente del país, Juan Manuel Santos, y de la que formaron parte su esposa e hijos; la canciller, María Ángela Holguín, y el presidente de la Cámara de Representantes, Augusto Posada<>
La representación mexicana la presidió Roberto Herrera Mena, director general adjunto de Asuntos Religiosos de la oficina de la Presidencia, y la esposa del Gobernador del Estado de Jalisco.
La italiana la encabezó la ministra de Justicia, Anna María Cancellieri.
De la Iglesia colombiana asistieron, entre otros, el cardenal arzobispo de Bogotá Rubén Salazar, Octavio Ruiz, secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización; Ricardo Restrepo, arzobispo de Medellín; Roberto López, arzobispo de Jericó; Orlando Corrales, arzobispo de Santa Fe de Antioquia; Dario Monsalve, arzobispo de Cali; Emilio Aranguren, obispo de Holguin; Luis Sandoval; obispo de Apartado, Héctor Epalza Quintero, obispo de Buenaventura y Édgar de Jesús García Gil, obispo de Palmira.
La Iglesia mexicana estuvo representada por el cardenal arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, José Francisco Robles Ortega; el purpurado y arzobispo emérito de esa archidiócesis, Juan Sandoval Íñiguez y el obispo de Aguascalientes, José María de la Torre Martín.
De la italiana asistieron el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana; el purpurado Salvatore De Giorgi, arzobispo emérito de Palermo; Donato Negro, arobispo de Otranto; Francesco Cacucci, arzobispo de Bari-Bitonto, y Domenoco D'Ambrosio, arzobispo de Lecce, entre otros.
 
 

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