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Sopa y seco, la gran obra que hace este locutor para alimentar a necesitados en Cartagena

Megáfono en mano, José Quessep reúne a personas de bajos recursos en diferentes barrios de La Heroica, quienes salen con ollas y platos. Vea en qué consiste la obra 'Sopa y seco'.

En Cartagena, un locutor y productor musical adelanta una obra social conocida como Sopa y seco, la cual consiste en alimentar gratuitamente a miles de personas de los estratos más bajos de La Heroica.

Cuando José Quessep llega a un barrio de Cartagena con su megáfono, la gente sale feliz de sus casas con ollas y platos, lista para beneficiarse de la campaña Sopa y seco. Este locutor y productor musical hoy es reconocido por hacer sancochos para repartir en los barrios más vulnerables y dar alimento a quien lo necesita.

“Y me siento feliz, me siento muy orgulloso de servirle a las comunidades”, expresó José. En tres años, este buen hombre ha beneficiado a cerca de 50 mil personas de Cartagena y de zonas rurales. A esta bonita labor se han sumado sus amigos.

“Un grupo de amigos del círculo virtuoso que nos apoya para que se den estos alimentos. Y les pedimos que se unan más para no llevar una o dos ollas, sino 10 ollas a la ciudad de Cartagena y a sus corregimientos”, agregó el locutor José Quessep.

Esta gran ayuda la reciben niños, jóvenes y adultos cada miércoles y domingo.

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“Nos sentimos orgullosas de que José venga a nuestro sector. Siempre nos beneficia, tenemos muchos niños que están en estado de desnutrición y que en realidad necesitan la ayuda”, recalcó Deira Serrano, cocinera y beneficiaria.

José Quessep continuará ayudando con su campaña de Sopa y seco a muchas personas y familias que necesitan una mano amiga.

Y es que José no es el único ángel que ha brillado en Colombia para ayudar a los más necesitados. Hace un par de meses, Cailin y Moritz decidieron salir de Alemania para seguir su vocación, llegaron a Cali y a través de la Fundación Samaritanos de la Calle cumplen su sueño de servir al prójimo por medio de labores con habitantes de calle.

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“Soy una persona empática, me gusta trabajar con la gente y me gusta apoyar. Después del voluntariado quiero estudiar estudios sociales”, cuenta Cailin Valtnik.

Con tan solo 19 años, estos voluntarios decidieron compartir con decenas de habitantes de calle, a los que ya consideran sus amigos y quienes agradecen su servicio social.

Los jóvenes hacen parte de un programa de intercambio gestionado hace diez años por la Fundación Samaritanos de la Calle.

Comprometidos con su labor y enamorados de Cali, los voluntarios alemanes esperan permanecer en la ciudad durante un año. A Cailin le gusta principalmente “el clima y la cultura, aquí la gente es muy abierta”.

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Por el lado de Moritz, disfruta de “visitar la cultura y bailar salsa”.

Entre sonrisas, gestos de solidaridad y largas charlas, los jóvenes y los habitantes de calle comparten sus experiencias e intercambian historias llenas de contrastes de las que ambos aprenden.

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