Todos se creen dueños: conflicto por la tierra en Tumaco enfrenta a indígenas, afros y campesinos

Unos piden respeto por sus territorios, otros dicen que compraron esos predios y los awá ven al resto como invasores. ¿Quién tiene la razón?

Indígenas, afrodescendientes y campesinos tiene en común la lucha contra la erradicación de cultivos mientras no exista una alternativa para vivir. Sin embargo, los distancia la propiedad sobre la tierra.

“Nosotros, los afros, no tenemos que irnos de acá, son nuestras tierras”, dice Elías Cabeza, quien vive en la vereda El Playón.

Alberto Martín, gobernador awá, piensa diferente y considera que el Gobierno es quien tiene la competencia para definir qué territorios son indígenas. “Decirles miren aquí está territorio para ustedes”, añade.

“¿Cómo me voy a ir de aquí?, yo sé que aquí la tierra produce lo que le siembre”, sostiene, por su parte, Jesús Oliva, campesino colono de la vereda El Vallenato.

El padre Arnulfo Mina, vicario del puerto, advierte que el problema de fondo son los colonos.

“Nosotros venimos ocupando el territorio hace mucho tiempo, lo mismo que las comunidades indígenas. Los amigos que han llegado también tienen derecho porque son colombianos, pero piensan diferente de nosotros, hay que buscarles alternativa de solución a ellos, no les estamos diciendo sáquenlos de aquí de cualquier forma”, afirma.

En medio del caos en la legalización de tierras, 46 mil hectáreas, ubicadas en Alto Mira y Frontera, están reconocidas como propiedad de los afros desde 2005. Aun así, muchas familias campesinas se asentaron en el lugar desde hace más de una década.

Igualmente se habla de 140 títulos legítimos que están perdidos.

Para el gobernador indígena Alberto Marín, quien habla en representación de los 32 resguardos, la comunidad awá defiende la tierra como propia y pide que colonos salgan de lo que ellos consideran sus territorios.

Pero a los campesinos les molesta que se hable de reubicación.

Diana Montilla, defensora de derechos humanos, dice que “los títulos existen, es pedirle al Estado que entre a este territorio, que venga a hacer presencia por primera vez, para ayudar a clarificar lo que está pasando aquí”

Así las cosas, estas tres comunidades viven en el peor de los mundos, pero ninguno de los tres quiere abandonarlo.

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