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Tres décadas de la bomba al avión de Avianca: así lo recuerdan familias de víctimas

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En uno de sus peores atentados, Pablo Escobar ordenó el ataque en el que murieron 107 personas. Todo, para eliminar a Cesar Gaviria.
Pilar Vargas vivió en carne propia el dolor que consumió al país en la época del narcoterrorismo. El lunes 27 de noviembre de 1989, su padre, Bertulio Vargas García, de 54 años, estaba a bordo del vuelo 203 de Avianca, que explotó en el aire a los seis minutos de despegar del aeropuerto El Dorado. 
“Yo estaba aquí en Medellín, vivía con mi abuelita, porque estaba en la universidad, estaba estudiando. Y mi papá y mi mamá vivían en Bogotá con mis otros dos hermanos. Había hablado con mi papá el día anterior, me había dicho voy para Cali y el miércoles estaré en Medellín. Yo sentí, ahí mismo, que ahí estaba mi papá y fui a donde mi abuela y mis tías a decirles. Yo gritaba, lloraba, todo. En ese tiempo no había celulares y mis papás se habían acabado de pasar para un apartamento y no tenían teléfono entonces no tenía a dónde llamar. Mi tía me dijo que averiguáramos en la oficina si él viajó, llamó y la secretaria le dijo que él salió para Cali. Ahí supimos que él estaba en ese vuelo”, revela Pilar.
La explosión de la aeronave Boeing 727-21 que se desintegró en el aire y cuyos restos quedaron esparcidos en un área de cinco kilómetros cercanos al municipio de Soacha, en el sur de Bogotá, se llevó los sueños de más de 100 familias de todo el país.

Vea también:
Bomba al avión de Avianca 30 años después: la historia del piloto que no se subió Según la justicia colombiana, este atentado terrorista tenía como objetivo el entonces precandidato presidencial César Gaviria Trujillo, sucesor de Luis Carlos Galán Sarmiento.
A Gonzalo Villa, el Estado no lo ha reparado después de perder también a su hermano Juan Diego, de 33 años, en ese mismo avión.
“Al principio sí hubo unas demandas y un pool de abogados, y nos llamaban mucho. La señora, mi mamá, mis hermanos, firmamos poderes, pero eso no salió en nada. Y tengo entendido que en este momento hay unos papeles que mi cuñada y mis sobrinos están tramitando como víctimas. Pero hasta el momento no ha resultado positivo. Están en el trámite”, señala Villa.
La familia de Gonzalo sigue esperando que llegue la reparación y, al mismo tiempo, recuerda la desgracia que revolcó sus vidas en un país donde la polarización ha sido una constante.

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