El 28 de noviembre de 2016, un avión que transportaba al equipo brasileño se estrelló en Antioquia. 71 personas perdieron la vida y 6 sobrevivieron.
El 23 de noviembre de 2016, tras el empate 0-0 frente a San Lorenzo de Argentina, Chapecoense, un modesto club de Brasil, clasificó a la final de la Copa Sudamericana. Su rival sería el Atlético Nacional de Colombia, que había eliminado a Cerro Porteño de Paraguay.
El partido de ida de la final del segundo torneo más importante de clubes del continente estaba programado para el 30 de noviembre en el estadio Atanasio Girardot de Medellín.
Para realizar el viaje a Colombia, los directivos del Chapecoense escogieron a la aerolínea boliviana LaMia, que ya había trasportado a varios equipos, entre ellos Atlético Nacional y la selección de Argentina.
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El 28 de noviembre, la delegación de Chapecoense se disponía a realizar el vuelo chárter entre Sao Paulo y Medellín, pero La Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) brasileña no autorizó el recorrido directo porque según el convenio de Chicago solo se podía hacer en una aerolínea de Brasil o Colombia.
El itinerario cambió y sobre la 11:22 a.m. (hora de Colombia) despagaron en el vuelo OB 739 de Boliviana de Aviación, desde el Aeropuerto Internacional de Guarulhos (Brasil) rumbo a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
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A las 3:50 p.m. aterrizaron en Bolivia el aeropuerto de Viru Viru, donde hicieron el transbordo a un avión Avro RJ85, registro CP-2933, de LaMia.
Sin embargo, Celia Castedo, técnica de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (AASANA) e inspectora del aeropuerto boliviano, se opuso a la salida del avión porque consideró que el plan que le estaban presentado no era seguro, ya que la capacidad máxima de combustible apenas daba para cubrir los más de 2.970 kilómetros de distancia entre los dos puntos.
El reparo de Castedo se dio porque el avión ya no iba a hacer escala en Cobija (Bolivia) y además no contemplaba reserva de gasolina para volar a un aeropuerto alterno.
Los miembros de la aerolínea, que en ese momento ya acumulaban tres horas de retraso del itinerario inicial, movieron sus fichas y lograron el permiso para partir. A las 5:18 p.m., el LaMia-2933 despegó rumbo a Medellín con 68 pasajeros y 9 miembros de la tripulación.
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Sobre las 9:50 p.m., el avión se encuentra cerca al aeropuerto José María Córdoba de Rionegro, Antioquia, y el piloto Miguel Quiroga pide a la torre de control autorización para realizar el aterrizaje por una falla eléctrica y falta de combustible.
Esta es la conversación entre Quiroga y la torre de control:
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Piloto: Señorita Lamia 933 está en falla total, falla eléctrica total, sin combustible.
Torre de control: Pista libre y esperando lluvia sobre la superficie Lamia 933, bomberos alertados.
P: Vectores señorita, vectores a la pista.
TC: La señal radar se perdió, no lo tengo, notifique rumbo ahora.
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P: Estamos con rumbo 3-6-0, con rumbo 3-6-0.
TC: Vire por la izquierda 0-1-0 proceder al localizador del borde Rionegro una milla delante del Bora (…) le confirmo por la izquierda con rumbo 3-5-0.
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P: A la izquierda 3-5-0 señorita.
TC: Sí correcto, usted está a una milla del borde Rionegro.
TC: No lo tengo con la altitud Lamia 933.
P: 9 mil pies señorita.
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P: Vectores, vectores.
TC: Usted está a 8.2 millas de la pista.
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TC: ¿Qué altitud tiene ahora?
TC: ¿Lamia 933 posición?
A las 9:55 p.m. se perdió contacto con el avión de LaMia, que se estrelló en el cerro El Gordo (ahora Chapecoense), ubicado en La Unión, Antioquia.
A la media noche, empezaron a llegar los rescatistas al lugar de la tragedia, donde encontraron a Alan Ruschel, primer sobreviviente. Luego aparecieron Jakson Follmann, Rafael Henzel, Ximena Suárez, Erwin Tumiri y Danilo, quien falleció en el hospital.
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A las 5:40 a.m. fue rescatado Helio Neto, último sobreviviente del siniestro.
Horas después se conoció que 71 personas perdieron la vida y 6 sobrevivieron al siniestro.
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