

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Un equipo internacional de investigadores identificó una nueva estructura cósmica: un círculo de radio con doble anillo, localizado a unos 7.500 millones de años luz de la Tierra. El descubrimiento, realizado con apoyo de científicos ciudadanos del proyecto RAD@home Astronomy Collaboratory en India, representa el círculo de radio extraño más distante hallado hasta la fecha y el primero detectado con el radiotelescopio Low Frequency Array (LOFAR), ubicado en Europa.
El objeto, denominado RAD J131346.9+500320, forma parte de una clase de fenómenos espaciales raros conocidos como Odd Radio Circles o ORC, por sus siglas en inglés, según informó CNN recientemente. Estos enormes anillos de radiación, que solo se hacen visibles a través de observaciones en ondas de radio, se caracterizan por su tamaño colosal: pueden extenderse hasta veinte veces el diámetro de la Vía Láctea y contener galaxias completas en su interior.
Los ORC fueron detectados por primera vez hace alrededor de seis años, pero su origen sigue siendo incierto. En esta ocasión, el círculo doble identificado por el equipo de RAD@home destaca por su distancia y por su complejidad: es apenas el segundo con dos anillos visibles y el primero encontrado gracias a la participación activa de la comunidad científica ciudadana.
Según Ananda Hota, investigador del Centro de Excelencia en Ciencias Básicas de la Universidad de Mumbai y autor principal del estudio publicado el 2 de octubre en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, la estructura podría haber surgido a partir de un evento explosivo ocurrido en una galaxia lejana. Ese estallido habría generado ondas de choque que reactivaron antiguas nubes de plasma magnetizado, haciéndolas brillar nuevamente en frecuencias de radio.
El diámetro del doble anillo es de aproximadamente 978.000 años luz, una escala que pone en perspectiva la magnitud del fenómeno. Para los astrónomos, observar un evento de esta naturaleza equivale a mirar hacia el pasado del universo, dado que la luz de ese círculo ha viajado miles de millones de años antes de llegar hasta la Tierra.
Una de las características más destacadas del hallazgo es la participación de voluntarios sin formación profesional en astronomía. El proyecto RAD@home, dirigido por Hota, permite que personas con conocimientos básicos en ciencias colaboren en la revisión de imágenes astronómicas. Los participantes son entrenados para identificar patrones en los datos capturados por radiotelescopios, lo que amplía la capacidad de análisis más allá de los equipos profesionales.
Publicidad
El círculo de doble anillo fue localizado mientras los colaboradores revisaban información obtenida por el LOFAR, un sistema que agrupa miles de antenas distribuidas en los Países Bajos y otros países europeos. Gracias a su sensibilidad en frecuencias bajas, LOFAR puede detectar emisiones de radio muy débiles, invisibles para otros instrumentos.
Aunque los voluntarios no estaban específicamente buscando ORC, la figura llamó la atención por su simetría y brillo inusual. Tras una verificación más detallada, el equipo confirmó que se trataba de una estructura doble, posiblemente formada por dos anillos que parecen cruzarse debido al ángulo desde el cual se observan desde la Tierra.
Los investigadores sostienen que los círculos de radio podrían estar relacionados con los procesos de actividad de los agujeros negros supermasivos ubicados en el centro de las galaxias. Estos objetos no "devoran" la materia directamente; en su lugar, el gas y el polvo que se aproximan forman un disco giratorio que se calienta hasta temperaturas extremas. Parte de ese material es expulsado en forma de "chorros de partículas" altamente energéticas, impulsados por intensos campos magnéticos.
Publicidad
Con el tiempo, esos "chorros" podrían dejar tras de sí grandes burbujas de plasma magnetizado. Si una nueva explosión galáctica ocurre, como una fusión entre galaxias o una reactivación del agujero negro, las ondas de choque resultantes podrían iluminar de nuevo ese plasma, haciéndolo visible como un anillo de radio, por lo que el fenómeno observado podría ser precisamente una "reiluminación" de este tipo. Según Hota, se trataría de un registro fósil de una etapa violenta en la vida de la galaxia central, un vestigio de la interacción entre el agujero negro y su entorno.
El equipo de RAD@home identificó también dos nuevos círculos de radio en otras galaxias. Uno de ellos, ubicado al final de un chorro curvado, forma un anillo de unos 100.000 años luz de ancho. Ambos se encuentran en cúmulos galácticos, lo que sugiere que la interacción entre los chorros de los agujeros negros y el plasma caliente del entorno podría desempeñar un papel determinante en la formación de estas estructuras.
Para Pratik Dabhade, profesor asistente en el Centro Nacional de Investigación Nuclear de Polonia y coautor del estudio, los descubrimientos apuntan a que los ORC podrían pertenecer a una familia más amplia de formaciones de plasma moldeadas por la actividad energética de los agujeros negros y los vientos galácticos.
Uno de los problemas al estudiar los ORC es su escasez, puesto que existen tan pocos ejemplos confirmados que resulta difícil entrenar algoritmos de inteligencia artificial capaces de detectarlos automáticamente. En ese sentido, la colaboración humana sigue siendo esencial.
El astrofísico Ray Norris, de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation de Australia, quien participó en el descubrimiento de los primeros ORC, destacó la importancia de los proyectos de ciencia ciudadana para este tipo de hallazgos. Según él, en los datos disponibles podrían existir cientos de círculos más aún no identificados. Los investigadores esperan que este tipo de estructuras sirva como registro de los eventos que dieron forma a las galaxias y a los agujeros negros en sus primeras etapas.
Publicidad
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co